El sector acuícola español, como el resto de los sectores ganaderos del país, está sufriendo las consecuencias del alza de las materias primas y de la energía de este año, circunstancia que se “seguirá sintiendo el próximo año” y que está teniendo un “impacto directo” en la economía de todo el planeta.
Una subida, como señala Javier Ojeda, gerente de Acuicultura de España, la marca de comunicación de la patronal empresarial APROMAR, “que se nota en todos los elementos que son necesarios para por llevar a cabo esta actividad”. Para Ojeda, se está ante un escenario “inédito” para un sector como el de la acuicultura española ya que “no existe referencia de una evolución alcista tan pronunciada y prolongada en el tiempo”.
El gerente de Acuicultura de España ve como causas de este escenario al epílogo de la pandemia sanitaria desatada por el COVID-19 y los fenómenos climáticos extremos que “han tenido un efecto directo en la disponibilidad de los bienes consumibles de este sector”. La post-pandemia y el cambio climático, están entre los desencadenantes de la “tormenta perfecta” que amenaza a un sector de “más de 500 millones de euros”, señala Ojeda. Además, añade, “sin que los productos acuícolas puedan beneficiarse del IVA súper-reducido que sí se aplica a otros elementos de la cesta de la compra”.
Según las previsiones de Javier Ojeda, lo ocurrido en 2021, es decir, los problemas en las capacidades productivas y en el transporte se seguirán prolongando durante 2022, según constatan entidades como el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Un alza que llega a un sector productivo con los márgenes muy ajustados tras la pandemia y los aumentos del presente año. De media, supone un gasto extra de 45 a 50 céntimos por kilogramo que repercute en los costes de producción.
De manera desglosada, según explica Ojeda, producir pescados y mariscos de acuicultura en España ha encarecido los precios de la energía con alzas de 33%; gasóleo, 13,1% este año y previsiblemente 5% el próximo; piensos con subidas medias de 7 a 20% según la especie, y un alza estimada de 7 a 15% en 2022. Los productos veterinarios han subido entre 4 y 15%, y se estima que será de 5 a 15% en 2022; o el material de envasado y transporte que subió este 2021 entre 3 a 6% y se estima que suba entre 5 y 10% el próximo año.
Acontecimientos como la llegada de la pandemia, señala a modo de reflexión, han puesto de manifiesto la necesidad de tener un sector alimentario resistente y saneado. Así ha quedado plasmado en las directivas europeas que regulan la actividad agroalimentaria del viejo continente.
Para poder satisfacer las necesidades de alimento de la población, es imprescindible que las empresas alimentarias sean “eficientes y rentables”. Hoy tienen que hacer frente al incremento generalizado de los elementos necesarios para su actividad sin margen comercial para asumirlos, concluye.