
La Catedrática de Zoología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Marisol Izquierdo ha puesto en valor la importancia nutricional de los peces de acuicultura respecto a sus homólogos silvestres por tener mayores contenidos de Omega 3, uno de los ácidos grasos poliinsaturados más importantes para prevenir enfermedads cardiovasculares.
Marisol Izquiero que intervino en la charla inaugural del curso académico de los postgrados en acuicultura de la Universidad Austral de Chile (UAch) basó su intervención en destacar la importancia de que se incremente en la dieta de los humanos el consumo de pescado, y en especial, el del pescado azul, rico en Omega-3.
Aunque su intervención estaba prevista inicialmente de forma presencial, las medidas de distanciamiento social debido a la COVID-19 ha obligado a los organizadores a trasladarla al ámbito online. Esta charla ha estado organizada en conjunto por el doctorado en Ciencias de la Acuicultura, el máster en Nutrición Acuícola y el máster en Medio Ambiente y Bioseguridad en la Acuicultura de la Universidad Austral de Chile.
Marisol Izquierdo que es directora del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) viene trabajando intensamente en el ámbito de la investigación en acuicultura, y más específicamente en nutrición de especies acuícolas de interés comercial.

Las especies criadas en entornos controlados, señaló Izquierdo, permiten mejorar el control sanitario y la trazabilidad de los productos durante todo el ciclo de producción que se entregan al consumidor, frente a los de pesca extractiva, que “puede verse más afectada por la acumulación de contaminantes presentes en las aguas de ríos, mares y océanos, y que en su mayoría provienen de la actividad industrial.
Según señaló, los niveles de omega-3 recomendados dependen de la población, su alimentación, el estado de salud de las personas o sus hábitos de ejercicio. “Lo habitual es que se recomiende el consumo de pescado unas tres veces por semana, y en este sentido hay que tener en cuenta que el pescado de granja tiene más contenido de DHA+EPA”.
Izquierdo subrayó el hecho de que en comparativo, por ejemplo, “es necesaria una ingesta de 200 gramos de dorada de granja frente a 600 gramos de la dorada silvestre, para conseguir una dosis de omega-3 adecuada para la prevención de enfermedades cardiovasculares”.
Los efectos cardiosaludables del consumo de pescado azul son numerosos: baja la tensión arterial, disminuye la inflamación en las lesiones arterioescleróticas y reduce el colesterol sanguíneo y los triglicéridos. También previene el sobrepeso y la obesidad, la aparición de la diabetes, previene la aparición de desórdenes neurodegenerativos como el Alzheimer o la esquizofrenia, y mejora el sistema nervioso y alivia el stress, además de ayudar a cuidar la memoria, entre otros muchos beneficios.
Además, señaló que el consumo de omega-3 no es solo beneficioso para los humanos, sino también para los organismos acuáticos, para mantener su crecimiento, salud y calidad nutricional.
Dentro de la selección recomendada de pescado azul se encuentran especies de menor tamaño como las sardinas, la palometa, el boquerón, la anchoa, la caballa o el chicharro, que no tienen problemas de sostenibilidad, pero también se incluyen a otras especies de mayor tamaño como el bonito, el atún, el salmón, el cazón, el pez espada o el juret. “Los océanos están siendo sobreexplotados”, aseguró Izquierdo, “por lo que el desarrollo de las granjas acuícolas es vital. En la actualidad más del 50% de los productos acuáticos que consumimos proviene de las granjas acuícolas. En pocos años la acuicultura estará produciendo el 75% de peces, algas y moluscos que se consuman”, destacó.
Según explicó a los casi 100 usuarios de distintas nacionalidades que se conectaron para escucharla en la inauguración de este curso académico, “la acuicultura permite no solo comprobar la trazabilidad del producto, reducir la pesca de especies en peligro de extinción, o atender las necesidades nutricionales de la población, sino que con ella además se crean muchísimos puestos de trabajo tanto en la industria como en el campo de la investigación”.
En este sentido subrayó nuevamente que el mundo ahora mismo no está produciendo la cantidad suficiente de omega-3 para cubrir las recomendaciones de las organizaciones de la salud, por lo que su producción debe incrementarse con nuevas fuentes sostenibles como la acuicultura, una industria más ecológica que otros sectores agro-alimentarios en muchos sentidos.