Un estudio realizado por investigadores del Instituto Ruđer Bošković en colaboración con la empresa Cromaris, en Croacia, ha destacado la harina de mejillón como un suplemento interesante para mejorar el perfil nutricional de la dorada, además de ser una opción que mejora la sostenibilidad de la actividad.
Esta investigación no solo demuestra que este ingrediente puede reducir la dependencia de la harina y el aceite de pescado, sino que también subraya su potencial para disminuir la huella ambiental de la acuicultura. Los mejillones utilizados en el estudio, tenían como origen una zona de biorremediación de aguas residuales que, al actuar como biofiltros naturales, contribuyen a mitigar problemas como la eutrofización y la contaminación marina.
Durante seis semanas, los investigadores alimentaron 180 juveniles de dorada con piensos experimentales enriquecidos con 2,5% y 5% de harina de mejillón. Los resultados destacaron un perfil mejorado de ácidos grasos omega-3 DHA y EPA en los peces, elementos clave para la salud cardiovascular y cognitiva humana. Este beneficio nutricional convierte a la dorada en un producto final de mayor calidad para el consumidor.
A pesar de que los peces alimentados con estas dietas mostraron un crecimiento ligeramente menor comparado con los alimentados con dietas comerciales, los índices de conversión alimenticia permanecieron dentro de parámetros aceptables, lo que evidencia que, con ajustes en la formulación, la harina de mejillón es una opción viable.
Los mejillones utilizados fueron cultivados en las cercanías de una planta de tratamiento de aguas residuales tratadas en la bahía de Lim. Este enfoque destaca cómo se pueden aprovechar recursos infrautilizados que no tienen suficiente calidad para el consumo humano directo, pero que cumplen con los estándares de seguridad alimentaria establecidos por la legislación europea. Además, esta práctica se alinea con los principios de la economía circular en la acuicultura, promoviendo un modelo donde los subproductos de una actividad se convierten en insumos valiosos para otra.
Aunque el uso de aceite vegetal como aglutinante pudo haber limitado ciertos parámetros de crecimiento, no se observaron efectos adversos en la salud o morfología de los peces, reforzando la seguridad del uso de la harina de mejillón. Los investigadores recomiendan optimizar las fórmulas para minimizar este impacto y explorar cómo este ingrediente puede aplicarse en piensos para otras especies de peces marinos como el besugo o la lubina, lo que ampliaría significativamente su utilidad en la acuicultura mediterránea.
Este estudio refuerza la idea de que la harina de mejillón no solo es una herramienta para mejorar la sostenibilidad de la acuicultura, sino que también ofrece una oportunidad para desarrollar sistemas más responsables desde el punto de vista ambiental, al tiempo que se generan productos de alta calidad para el mercado. La integración de este enfoque en prácticas acuícolas comerciales podría allanar el camino hacia una gestión más sostenible de los recursos marinos y fomentar políticas innovadoras en el sector.