ENRIQUECIMIENTO LARVAS

Nutrición de precisión en acuicultura: estrategias para optimizar la calidad larvaria

Técnicas de precisión mejoran el perfil nutricional de rotíferos, Artemia y copépodos para un desarrollo larvario óptimo

larva-dorada-mispeces-760

Una larva bien desarrollada impacta directamente en la productividad de una granja de acuicultura. Por eso es importante dotarla de dietas ricas en nutrientes esenciales para su crecimiento y el fortalecimiento de su sistema inmunológico.

Una alimentación deficiente en los primeros días de desarrollo puede provocar malformaciones, crecimiento desigual y altas tasas de mortalidad, lo que incrementa los costes operativos y reduce la rentabilidad de la granja.

Alimentar correctamente desde el inicio favorece el desarrollo de larvas más saludables y robustas, reduce la necesidad de tratamientos posteriores, y mejora la calidad final de los peces.

El futuro de la alimentación de larvas de peces pasa por una combinación de personalización nutricional, sostenibilidad y uso de biotecnología, con un enfoque de enriquecer el alimento vivo con probióticos para maximizar la productividad y la salud.

En el enriquecimiento del alimento vivo está la clave. Organismos como rotíferos, Artemia y copépodos son vectores nutricionales, lo que hace que sea imprescindible dotarlos de ácidos grasos esenciales como lípidos omega-3 del tipo EPA y DHA, proteínas, vitaminas C y E, y minerales como selenio y zinc.

Cada especie necesita un tipo de enriquecimiento, por eso, en la acuicultura moderna, este aspecto es cada vez tenido más en cuenta. No solo se trata de que el cultivo auxiliar cuente con los nutrientes esenciales y que estos se absorban de manera adecuada.

Las futuras líneas irán dirigidas a la introducción de cepas probióticas en el alimento vivo y la bioencapsulación para mejorar la salud intestinal, la inmunidad y la resistencia al estrés y enfermedades.

Otra tendencia orientada a mejorar la sostenibilidad se centra en reemplazar ingredientes costosos y poco sostenibles por opciones más económicas y accesibles. Entre estas alternativas destacan los subproductos agrícolas, como el salvado de arroz, la harina de soya y aceites vegetales como el de canola, utilizados para enriquecer el alimento vivo de forma eficiente y sostenible.

El enriquecimiento con algas como Nannochloropsis e Isochrysis ricas en nutrientes, mejoran la calidad del alimento vivo y reduce costes.

Copepodos Tigriopus californicus | Credito: Naoki Kabeya

Los copépodos y cladóceros son considerados organismos clave en la nutrición de larvas debido a su perfil nutricional excepcional, especialmente en etapas críticas de desarrollo. 

Los copépodos, en particular, ofrecen un balance óptimo de lípidos y aminoácidos que imita la dieta natural de las larvas en hábitats marinos. Su movilidad y tamaño los convierten en presas ideales para larvas que dependen de estímulos visuales para alimentarse. Por otro lado, los cladóceros, como Daphnia y Moina, son altamente nutritivos y presentan una tasa de reproducción rápida, lo que los hace ideales para la producción masiva en sistemas de acuicultura.

A pesar de estas ventajas, el contenido de ácidos grasos en estos organismos puede variar dependiendo de su dieta y las condiciones de cultivo, lo que ha impulsado el desarrollo de técnicas de enriquecimiento para optimizar su valor nutricional. Estas mejoras no solo aumentan la calidad del alimento vivo, sino que también promueven la sostenibilidad al reducir la necesidad de recursos adicionales en la producción acuícola.

Las técnicas de enriquecimiento no solo buscan mejorar el crecimiento y supervivencia de las larvas, también minimizar el impacto ambiental al optimizar el uso de nutrientes y reducir el desperdicio.

Finalmente, es importante contar con la automatización para escalar la producción, reducir la mano de obra y garantizar perfiles nutricionales estables, alineándose con las necesidades de la acuicultura a escala comercial.

Te puede interesar