
El cormorán grande (Phalacrocorax carbo sinensis) es una especie de ave suliforme con distribución casi mundial que ha pasado de estar catalogada en peligro de extinción desde la década de los años ochenta del siglo pasado a ser ahora, una vez recuperada, un peligro para la extinción de los productores piscícolas de media Europa.
El número de parejas que anidan en la Bahía de Cádiz es cada vez mayor, lo que hace que se conviertan en un verdadero dolor de cabeza y causa de graves pérdidas para los productores piscícolas en estanques de estero debido a que es una especie que basa prácticamente su dieta en la captura de peces.
Con objeto de mejorar la gestión y control de las especies ictiófagas que amenazan la rentabilidad de las empresas acuícolas, y en el marco del Ocean Hackathon que se celebrará este fin de semana en el NTC Navantia de San Fernando, se ha planteado desde ASEMA el desafío de desarrollar una aplicación y una serie de cámaras de control con drones en la vigilancia para reducir la incidencia negativa de estas aves en la piscicultura.
En el reto se propone desarrollar un sistema capaz de aprender y diferenciar el cormorán, o cualquier otro tipo específico de ave, de las especies consideradas como “inofensivas”. Una vez identificado dentro de su área de acción, el dron deberá ponerse en marcha y perseguirlos con su vuelo, con el objetivo de expulsarlo del área de cultivo a través de dispositivos pasivo, pero efectivo, de control de aves ictiófagas en sitios de acuicultura, a través de la emisión de sonido, entre otros.