Ahora que Europa está sumida en la cruzada por la sostenibilidad ambiental, cabría preguntarse qué opinan nuestros dirigentes de que se traigan a nuestra región miles de toneladas de panga desde Vietnam, la otra parte del mundo, a 10 000 kilómetros de distancia. ¿Les parece sostenible?
Ironías de la vida, nuestros políticos siempre tan inquisidores sobre las actividades de nuestras empresas, no parecen tener la lupa tan disponible con lo que se hace en la otra parte del mundo. Ni buscan ir a la raíz del problema del suministro de peces y maricos: tenemos un déficit comercial de productos acuáticos estratosféricos que nos obligan a proveernos de estos productos de cualquier parte del mundo.
Es sabido que el transporte aporta el 30% de las emisiones de CO2 al planeta lo que urge a definir una estrategia que, de control de la contaminación atmosférica, reducir las emisiones y mitigar la demanda de combustibles.
Para colmo de los desmanes, la Unión Europea y la República Socialista de Vietnam han acordado un tratado de libre comercio que traerá nuevas oportunidades comerciales a los exportadores de panga, un negocio que genera unos 1 500 millones de dólares cada año. Es decir, nuevamente, se penaliza la producción local a favor de la importada.
De momento los envíos están con dificultades debido a la coyuntura del transporte de mercancías, lo que ha generado caída entre el 30 y el 55% respecto a 2020 y podría haber escasez de materia prima para su procesado y exportación en el primer trimestre de 2022.
Por el momento, la tendencia de las importaciones de panga sigue en caída debido, entre otras causas, a la caída de la demanda del canal HORECA y el aumento de los costes del transporte.
La pandemia no ha traído nada bueno, si acaso alguna enseñanza, como, por ejemplo, que en momentos de crisis como la que vivimos, es importante que los centros de producción estén próximos a los de consumo.
Cuando la pandemia pase, el cambio climático volverá al centro del debate. ¿Cómo van a explicar a los consumidores europeos que están adquiriendo un producto que tiene que viajar miles de kilómetros porque somos deficitarios en su producción?
Habida cuenta que se trata de una especie acuícola de bajo valor nutricional comparado con otras como las producidas en nuestros mares, no estaría también preguntarse ¿si no se trata de un alimento prescindible?