La nacra, o Pinna nobilis, es un molusco bivalvo endémico del mar Mediterráneo y una de las especies más emblemáticas de este ecosistema. Una enfermedad asociada al parásito Haplosporidium pinnae ha puesto en alerta a la comunidad científica que está haciendo sus mejores esfuerzos para salvar al mayor molusco bivalvo del Mediterráneo de la extinción.
¿Por qué es tan importante salvar la nacra? Salvar una especie de la extinción trasciende el simple hecho de conservar la biodiversidad de nuestro planeta por razones culturales o ecológicas. Habla de cómo es nuestra interacción con el mundo natural.
Ecológicamente las nacras son cruciales para la salud de los ecosistemas marinos debido a su capacidad para filtrar grandes cantidades de agua y mantener en equilibrio la materia orgánica y el exceso de plancton. Su desaparición podría tener efectos cascada en la cadena alimentaria, afectando a numerosas especies que dependen de aguas limpias y bien oxigenadas para su supervivencia.
Desde una perspectiva ecológica, la nacra es un indicador valioso de la salud ambiental. Su sensibilidad a los cambios en la calidad del agua la convierten en un bioindicador de primer orden para estudiar los impactos de la contaminación y el cambio climático.
En un plano cultural, este bivalvo ha sido parte de la historia del Mediterráneo durante milenios, valorada tanto por su belleza como por su utilidad. Las conchas de nacra, apreciadas por su tamaño y calidad, han sido utilizadas en artesanía y como objeto de comercio a través de la historia.
Todos, con nuestro comportamiento somos responsables de que la nacra siga con nosotros. Debemos animar a los gobiernos, científicos y público en general a llevar a cabo acciones y estrategias de conservación que fomenten una mayor conciencia sobre la importancia de esta especie.
En definitiva, salvar a la nacra es salvar un poco de nosotros mismos y de nuestro futuro colectivo.