
El mercado global de bivalvos se mantendrá bajo presión a lo largo de 2025, debido a los problemas de producción, las alteraciones climáticas y la presencia de especies invasoras que continúan afectando a la oferta. Aunque los precios de las ostras podrían moderarse por la pérdida de confianza de los consumidores, los de mejillones, almejas y otros bivalvos se mantendrán altos, impulsados por el impacto del cambio climático y las amenazas biológicas.
Según los últimos datos de la FAO, las perspectivas para la producción de ostras en Francia —principal productor europeo— siguen siendo negativas. "Se prevé un descenso constante en la producción de ostras frescas enteras en Francia de 2024 a 2028, debido a los retos relacionados con el cambio climático y la gestión de aguas residuales dificultada por las fuertes lluvias". Esta tendencia descendente se agrava tras el brote de norovirus en la bahía de Arcachon a finales de 2024, que provocó una caída significativa en el consumo, incluso en regiones no afectadas.
Por su parte, la producción de mejillones y almejas también se enfrenta a una reducción. En Italia, el cultivo de almejas atraviesa una situación crítica, con tasas de mortalidad de hasta el 80 % en la región de Molise. La invasión del cangrejo azul, que ha destruido una gran parte de las poblaciones juveniles en el delta del Po, ha empeorado aún más el panorama. En el caso de los mejillones, aunque la demanda crece y las técnicas de cultivo han mejorado, la producción sigue expuesta a fenómenos climáticos extremos y a la inestabilidad de la oferta.
Este escenario de escasez ha provocado una subida generalizada de los precios. Los mejillones y las almejas se están comercializando a niveles elevados, que probablemente se mantendrán durante todo 2025. "Se espera que los precios se mantengan estables en niveles altos", señala el informe, reflejando las limitaciones persistentes en la oferta global.
Los volúmenes comerciales confirman este desequilibrio. En 2024, las exportaciones mundiales de almejas aumentaron hasta superar las 300 000 toneladas (+15,1 % desde China), mientras que las importaciones en la República de Corea crecieron un 10 %. Las exportaciones de mejillones se mantuvieron estables en torno a las 377 000 toneladas, lideradas por Chile y España. En cambio, las exportaciones francesas de ostras fueron más limitadas debido a una buena producción nacional, y las exportaciones japonesas de vieiras cayeron un 15,7 % tras el veto chino.
Con una demanda creciente en algunos mercados y un panorama de producción cada vez más incierto en otros, el comercio internacional de bivalvos entra en 2025 en una etapa de tensión significativa. Para productores y comerciantes, la prioridad será adaptarse a la variabilidad climática, invertir en resiliencia y gestionar los riesgos de abastecimiento para afrontar un año complejo y decisivo.