
La harina de soja desempeña un papel esencial en la fabricación de piensos para peces y mariscos gracias a sus propiedades nutricionales, de disponibilidad y coste. Su uso contribuye a mejorar la eficiencia de la producción acuícola gracias a que permite reemplazar parcialmente los ingredientes marinos de la dieta.
Aunque es considerado un ingrediente importante en los piensos de los peces y mariscos, no es una materia prima perfecta, ya que no satisface totalmente las necesidades en aminoácidos, tiene menor disponibilidad de fósforo y algunos factores anti-nutricionales.
Para mejorar el contenido proteico, digestibilidad y disponibilidad de nutrientes de la soja, se suele recurrir a la producción de harina de soja proteolítica que, dependiendo del fabricante suele implicar un proceso de molienda y tratamiento enzimático proteolítico para obtener péptidos más pequeños y aminoácidos.
Distintos estudios con especies de acuicultura han demostrado que esta harina de soja proteolítica mejora la disponibilidad de vitaminas, solubilidad de las proteínas y palatabilidad, además de reducirse los factores antinutricionales e incrementar el contenido de péptidos.
Pruebas realizadas con langostinos, por ejemplo, han mostrado un “significativamente” mejor crecimiento, así como mejores rendimientos en términos de conversión del alimento, tasa de eficiencia de proteína y tasa de deposición de proteína.
Esos mismos estudios han mostrado la capacidad de reducir los inhibidores de la lecitina y tripsina. Además, el uso de este ingrediente mostró actividades de superóxido dismutasa, una enzima antioxidante natural y cuya función es la de reducir los radicales libres que son potencialmente dañinos.
Otras especies donde se han probado las harinas de soja proteolíticas son la tilapia del Nilo, la trucha arcoíris, y el lenguado, con óptimos resultados.