Bruselas 3/04/2021 - Midamos el impacto de la producción de alimentos, pero ¿Cómo? ¿Por kilogramo de alimento producido, por kilogramo de proteína, por caloría, por ración? El Consejo Asesor europeo de Acuicultura (AAC, por sus siglas en inglés) considera que hace falta una metodología común para su evaluación y ha publicado un documento de recomendaciones sobre cómo puede ser visto el papel de la acuicultura en este futuro documento.
La acuicultura, como señalan desde el Consejo Asesor, es una actividad para producir alimentos muy diversos en términos de especies y metodologías, lo que dificulta cómo se puede determinar la sostenibilidad en su conjunto. El sector de la acuicultura aporta nuevas fuentes de proteína con bajas emisiones de dióxido de carbono en comparación de otras fuentes terrestres de proteína animal.
Por eso, y con el objetivo de mejorar la comprensión de la Comisión Europeo de la problemática a la que se enfrenta para redactar una Política Alimentaria Común ha propuesto una serie de recomendaciones y contribuir a reducir la huella ambiental y climática del sistema alimentario de la Unión Europea para que sea neutra en emisiones de carbono en 2050.
La acuicultura, como señalan desde la AAC es una actividad muy interesante para alinearse con la economía circular aprovechando los nutrientes de desecho del cultivo de peces para alimentar otras especies de nivel trófico más bajo, o para reincorporar al sistema alimentario las capturas accesorias y accidentales de la pesca, o los subproductos del transformado.
El Consejo también ha destacado la importancia de explorar nuevas formas de eficiencia energética aplicando paneles solares y el acoplamiento de planta microhidráulicas o eólicas en granjas acuícolas.
A nivel de gobernanza proponen introducir políticas nacionales y de la UE para promover la contratación pública respetuosa con el clima y destacan la necesidad de garantizar que los productos del mar importados no incumplan las normas medioambientales pertinentes a nivel europeo y, en caso que así sea que no puedan acceder al mercado. Para ello, propone desarrollar e introducir estándares mínimos de sostenibilidad como punto de partida, desarrollar y promover un nuevo marco de etiquetado de alimentos sostenibles en la UE.
La futura Política Alimentaria Común deberá apoyar medidas para reducir la dependencia de materias primas fundamentales como, por ejemplo, la soja cultivada en tierras desforestadas mediante el fomento de materias primas alternativas procedentes de fuentes responsables como los insectos, las algas y subproductos de la bioeconomía.
Como última recomendación, fomentar un mayor desarrollo de los sistemas de acuicultura con bajas emisiones de gases efecto invernadero.