Aumentar los niveles de lípidos en la dieta de la lubina europea es una estrategia eficaz para reducir la dependencia de las proteínas como fuente de energía, lo que contribuye al desarrollo sostenible de la acuicultura.
Así lo demuestra un estudio recientemente publicado por investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación Marina y Ambiental, Universidad de Oporto (CIIMAR-UP). El estudio evaluó por primera cómo la inclusión de ácido oleico como ingrediente funcional en la dieta de los peces mejoró la eficiencia alimentaria, la proporción de eficiencia proteica y la retención de nitrógeno, sin que se viera afectado el crecimiento de los peces.
Los resultados del estudio, publicados en la revista científica Aquaculture, sugiere que el ácido oleico puede tener un efecto anorexigénico en la lubina europea, es decir, un efecto que reduce o suprime el apetito, lo que resulta en una disminución en la ingesta de alimentos.
Como señalan, también parece que el ácido oleico modula el metabolismo de los lípidos a través de la vía de señalización Akt-mTOR, que juega un papel fundamental en la regulación del crecimiento y el metabolismo celular. Esta vía está compuesta por dos proteínas principales: la proteína quinasa Akt (también conocida como proteína quinasa B, PKB) y el complejo de la diana de rapamicina en mamíferos (mTOR, por sus siglas en inglés).
A pesar de los hallazgos, como señalan los investigadores, se siguen presentando interrogantes sobre el mecanismo exacto del ácido oleico en el metabolismo de los lípidos y la necesidad de investigaciones adicionales para comprender completamente su papel en el desarrollo sostenible de la acuicultura.
La suplementación dietética con ácido oleico aumentó el contenido de ácidos grasos monoinsaturados, y disminuyó el contenido de ácidos grasos poliinsaturados en el hígado. También provocó una disminución en los niveles de la proteína mTOR en este órgano.
En el estudio se probaron dos niveles de lípidos. El primero de 16% de contenido, ligeramente por debajo del óptimo estimado de 18%. El otro, de 22%, ligeramente por encima de este óptimo.
Para responder a la hipótesis planteada se formularon seis dietas isoproteicas, con 45% de proteína bruta, en un diseño experimental factorial 2 × 3, con 2 niveles de lípidos dietéticos (16% y 22%) y 3 niveles de ácido oleico 0, 1 y 2% de la dieta.
Se utilizó aceite de hígado de bacalao y ácido oleico de grado alimenticio como fuentes de lípidos. El ácido oleico se disolvió en aceite de hígado de bacalao y luego se agregó a la dieta. Para garantizar que las diferencias en la energía digestible provinieran únicamente de los lípidos dietéticos, se agregó 6% de celulosa a las dietas con 16% de lípidos. La celulosa también se agregó a las dietas para compensar la suplementación con ácido oleico.
En el estudio también participaron investigadores de la Estación Piloto de Piscicultura de Olhão (EPPO), del IPMA, y de la empresa Flatlantic. Las pruebas nutricionales experimentales se llevaron a cabo en las instalaciones de CIIMAR en Matosinhos, Oporto. Las lubinas juveniles fueron facilitadas por la EPPO.
En resumen, como señalan los autores, se encontró que los niveles de lípidos en la dieta “no tuvieron un impacto significativo en el crecimiento de la lubina europea, su ingesta de alimento y la eficiencia con la que utilizan este alimento. Además, sugiere que los peces regulan su ingesta de alimento basándose más en la cantidad de proteínas que consumen en lugar de la energía que obtienen de los alimentos digeridos. Estos resultados son consistentes con investigaciones previas realizadas en esta especie.
Por otra parte, no se observó una mejora en la eficiencia de utilización de proteínas (PER) ni en la retención de nitrógeno (% de ingesta de nitrógeno) con el aumento de los niveles de lípidos en la dieta.