En el mundo se producen aproximadamente 6 millones de toneladas de harina y 1,2 millones de toneladas de aceite de pescado, según el último informe SOFIA de la FAO. De este total, cerca del 27% de la harina y el 47% del aceite provienen del aprovechamiento de subproductos pesqueros. A nivel global, se procesaron 16 millones de toneladas de peces capturados en 2020 para producir harina y aceite de pescado.
Aunque este porcentaje ha crecido en las últimas décadas, gracias a mejoras en las técnicas de procesamiento y un enfoque más sostenible, todavía existe un importante margen para que la industria de producción de ingredientes marinos amplíe su alcance a escala global. Esto puede lograrse aprovechando mejor los subproductos de la pesca y la acuicultura en países como Vietnam, Bangladesh y otras regiones con menor desarrollo industrial.
Este aprovechamiento, como destaca un análisis exhaustivo llevado a cabo por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, la Universidad de Florida y otras instituciones internacionales, tendría un impacto significativo tanto en la sostenibilidad ambiental como en el crecimiento de la acuicultura de especies alimentadas.
Los subproductos —como cabezas, espinas, piel y descartes— representan entre el 40% y el 60% del peso de los peces procesados. Por cada tonelada de subproducto generado se obtiene un rendimiento que oscila en función de las especies involucradas y la eficiencia del proceso de transformación.
Las cifras promedio establecen que se pueden obtener entre 180 y 250 kilogramos en harina de pescado por cada tonelada de subproducto, y 50 a 100 kilogramos de aceite de pescado. El resto, entre el 65 y 77% lo constituyen el agua, sólidos no procesables o subproductos secundarios que pueden usarse en otras industrias como fertilizantes o energía.
Estos subproductos ofrecen, por tanto, una oportunidad única para producir harina y aceite de pescado de alto valor, pero su aprovechamiento total se ve obstaculizado principalmente por la falta de infraestructura, regulaciones laxas y altos costos de transporte y procesamiento. Estas limitaciones son especialmente evidentes en áreas remotas o con menor desarrollo tecnológico.
Existen casos exitosos, como el de Noruega, donde se aprovecha el 99% de los subproductos del salmón de cultivo. En volumen esta cifra supone 104.000 toneladas anuales de pescado y 296,000 toneladas de restos de procesamiento. Estos subproductos se utilizan para producir ingredientes marinos de alto valor, alimentos para mascotas y cosméticos, demostrando que las inversiones en plantas de procesamiento y la implementación de políticas adecuadas pueden generar cambios significativos.
En contraste, en Vietnam, el procesado de pangasius alcanza un 48% de aprovechamiento, dejando sin procesar 305.000 toneladas de subproducto de pescado debido a barreras logísticas.
En Estados Unidos, se presentan situaciones mixtas. Por ejemplo, en la pesca del pollock de Alaska, se procesa el 80% de los subproductos, mientras que el 12% (unas 217.000 toneladas) se descarta por la falta de capacidad de procesamiento en los barcos. En el caso del salmón de Alaska, la estacionalidad resulta en un déficit de aprovechamiento del 63% de los subproductos generados en algunas plantas.
El mayor aprovechamiento de los subproductos no solo tiene un impacto positivo en la sostenibilidad ambiental, sino que también ofrece importantes beneficios económicos. Transformar los desechos en productos comercializables permite a las empresas generar ingresos adicionales y contribuye a la seguridad alimentaria global al reducir la competencia entre el uso de recursos marinos para consumo humano directo y la producción de ingredientes para alimentación animal.
En países en desarrollo, donde la infraestructura es limitada, el establecimiento de redes de recolección y procesamiento de subproductos podría abrir nuevas oportunidades de empleo, fortalecer las economías locales y contribuir a la sostenibilidad ambiental.
La transición hacia un mayor uso de subproductos no solo es deseable, sino necesaria, y ya ha comenzado. El éxito de su expansión dependerá de un enfoque coordinado entre gobiernos, la industria y las comunidades para superar las barreras existentes, especialmente en países donde el aprovechamiento es bajo.
Acuicultura frente a pesca extractiva: una comparación de eficiencia
El aprovechamiento de los subproductos de la acuicultura es más eficiente que el de la pesca extractiva. Según el estudio, la industria acuícola tiene una capacidad de aprovechamiento promedio del 70%, gracias a una producción constante y mayores escalas industriales.
Por otro lado, la pesca extractiva alcanza una eficiencia promedio del 59%, influenciada por temporadas de pesca cortas, ubicaciones remotas y regulaciones que permiten el vertido de desechos. Estas diferencias destacan la necesidad de inversiones específicas para mejorar el procesamiento y la sostenibilidad en este sector.
El máximo aprovechamiento de los subproductos de pescado generados actualmente a escala global daría como resultado una producción de entre 1,44 y 2 millones de toneladas de harina de pescado y entre 400.000 y 800.000 toneladas de aceite de pescado.