A medida que la acuicultura de especies alimentadas avanza, las necesidades de lípidos ricos en ácidos grasos omega-3, como el EPA y el DHA, se convierten en un recurso cada vez más limitado y estratégico. Dado este panorama, para los expertos del Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, en Reino Unido, es fundamental desarrollar y gestionar de manera más eficaz las fuentes de estos nutrientes esenciales.
Los ácidos grasos de cadena larga EPA y DHA desempeñan funciones críticas en la fisiología de los peces, incluyendo la estructura de las membranas celulares, la regulación de la inflamación, la resistencia a enfermedades, la función inmunológica, la reproducción, la formación ósea y la respuesta al estrés.
Aunque algunos peces, como los salmónidos, pueden sintetizar EPA y DHA de manera endógena, el rendimiento es significativamente mejor cuando estos ácidos grasos se proporcionan a través de la dieta. En muchas especies marinas, la capacidad de sintetizar estos ácidos grasos es limitada, lo que hace necesario que se obtengan directamente a través de la alimentación.
En su estudio, liderado por Brett D. Glencross, los investigadores llevaron a cabo un análisis exploratorio basado en los conocimientos obtenidos en un taller técnico celebrado en Stirling en mayo de 2023. Los resultados y conclusiones de este análisis han sido publicados en la revista Reviews of Fisheries Science and Aquaculture.
destacan la importancia de optimizar el uso de aceite de pescado, mejorar la recuperación de nutrientes de los subproductos y explorar nuevas fuentes alternativas como los aceites de microalgas y los cultivos genéticamente modificados. A pesar de que la producción global de EPA y DHA proviene mayoritariamente de recursos pesqueros y de la acuicultura, el crecimiento de estas fuentes es limitado. Se estima que la producción global de aceite de pescado es de alrededor de 1,2 millones de toneladas por año, con un aumento significativo en la contribución de subproductos de diversas pesquerías y de la acuicultura.
Además, los expertos destacan la importancia de optimizar el uso de recursos, ya que aproximadamente el 50% de los ácidos grasos omega-3 se desperdicia. Esto resalta la necesidad de una gestión más eficiente para recuperar nutrientes como EPA y DHA de los subproductos pesqueros y acuícolas.
También destaca cómo se están desarrollando otras fuentes potenciales de estos ácidos grasos, incluyendo aquellas producidas a partir de zooplancton, algas y plantas modificadas genéticamente. Sin embargo, hasta la fecha, solo los aceites de algas han contribuido de manera significativa, con una estimación de 12.000 toneladas en 2023.
Finalmente, el estudio resalta que aún hay muchas áreas desconocidas sobre los roles fisiológicos de los omega-3 LC-PUFA en las especies acuícolas y la definición precisa de sus necesidades, especialmente en un contexto de cambios en las estrategias de formulación de dietas. Es necesario seguir investigando para entender mejor las complejas interacciones entre los diferentes tipos de ácidos grasos poliinsaturados y sus efectos en la salud y el rendimiento de las especies acuícolas.
Referencia:
Brett D. Glencross, Enrico Bachis, Monica B. Betancor, Philip Calder, Nina Liland, Richard Newton & Bente Ruyter (01 Sep 2024): Omega-3 Futures in Aquaculture: Exploring the Supply and Demands for Long-Chain Omega-3 Essential Fatty Acids by Aquaculture Species, Reviews in Fisheries Science & Aquaculture. DOI: 10.1080/23308249.2024.2388563
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