El calentamiento global está creando un escenario en el que las actividades agrícolas y ganaderas se verán afectadas cada vez con mayor intensidad. Los océanos, que actúan como termostato de la tierra, no están libre de este proceso acelerado de elevación de temperatura con las consecuencias ecológicas y globales. Tampoco la acuicultura, que necesita de buenas condiciones de la temperatura del agua del mar para su desarrollo, y donde anomalías no esperadas, como el incremento de la temperatura, puede tener efectos negativos sobre la productividad de las granjas.
Ante este panorama, investigadores del Departamento de Ciencias Marinas y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante han llevado a cabo un estudio que analiza las posibilidades de planificar la acuicultura en mar abierto en la Península Ibérica para que ésta pueda adaptarse a las tendencias de la temperatura en la superficie del mar Mediterráneo occidental.
En este sentido, destacan los investigadores, la acuicultura en mar abierto puede ser una alternativa para mitigar los efectos del calentamiento de las aguas cerca de la costa.
El estudio, señalan los autores de este trabajo publicado en la revista Aquaculture Environment Interactions, se evaluó la idoneidad del litoral en términos de calentamiento global en un escenario actual de cambio climático acelerado en lugares donde actualmente se desarrolla la piscicultura, así como los cambios espaciales de anomalías térmicas hasta 30 kilómetros de la costa.
El futuro de la acuicultura, señalan, “estará íntimamente ligado a una adecuada planificación espacial marina”, por lo que habrá que considerar “la reubicación de granjas que ya se ven afectadas por anomalías térmicas”.
Como indican los autores del trabajo, los planes estratégicos para el desarrollo de la acuicultura deben poder pronosticar e incorporar proyecciones climáticas futuras y condiciones oceanográficas locales, y la acuicultura en alta mar puede proporcionar una alternativa dependiendo de las condiciones oceanográficas locales.
El estudio se llevó a cabo utilizando la información del servicio marítimo de Copérnico de la Unión Europea en el periodo 1981 a 2018. Se han identificado algunas ubicaciones donde el efecto de anomalías térmicas estivales “podrían mitigarse si las granjas se reubicaran más lejos de la costa, hasta 30 km mar adentro”.
A escala local, las tendencias temporales en las áreas donde la acuicultura ya está operando presentan fluctuaciones térmicas significativas, con eventos extremos de anomalías térmicas.
Este patrón se ve corroborado por la tendencia obtenida del servicio Marine Copernicus, cuyos datos abarcan todo el mar Mediterráneo y que demuestra fluctuaciones térmicas considerables, como en 2003 y 2015.
Este aspecto de inestabilidad térmica debe ser incorporados a la gestión de las instalaciones acuícolas, que, ligados a una adecuada ordenación del territorio, deben ajustarse a un futuro con cambios relevantes en las temperaturas medias, los picos de temperatura máxima y mínima y el régimen de oscilación.
No debe olvidarse, recuerdan en sus conclusiones, que otros eventos extremos, incluidas las fuertes tormentas o las lluvias torrenciales, pueden actuar de manera sinérgica con el calentamiento global, al igual que los factores estresantes locales a pequeña escala, como, por ejemplo, la contaminación por aguas residuales.
Referencia:
López Mengual, P. Sanchez-Jerez, J. D. Ballester-Berman. Offshore aquaculture as climate change adaptation in coastal areas: sea surface temperature trends in the Western Mediterranean Sea. Aquaculture Environment Interactioions, Vol. 13: 515–526, 2021 https://doi.org/10.3354/aei00420