Aunque el cáncer no está descrito como contagioso entre humanos, si puede serlo entre algunos seres vivos. Gracias a los avances desarrollados en el campo de la genética ahora sabemos que se da en perros, demonios de Tasmania y, también, en varias especies de mejillones, almejas y berberechos.
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela en el marco del proyecto europeo Scuba Cancers desveló recientemente con datos claros y conclusiones bien respaldadas que las células tumorales entre distintas especies de moluscos bivalvos pueden contagiarse al actuar éstas como parásitos que se transmiten través del medio marino.
Alicia L. Bruzos, estudiante predoctoral del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela trabaja en las causas genéticas que hacen a un cáncer transmisible, lo que ayuda a comprender mejor el proceso de metástasis, brindando nuevas oportunidades para desarrollar nuevas terapias oncológicas.
Bruzos junto con sus colegas del proyecto Scuba Cancers han publicado sus hallazgos en la revista eLife presentando los primeros datos de cáncer contagioso en almejas carneiro (Venus verrucosa), también conocidas como escupiñas o bolo.
Según señala la investigadora, los bivalvos marinos como las almejas, los berberechos y los mejillones pueden transmitir un tipo de cáncer de la sangre llamado neoplasia hémica, como si fuera una leucemia, que se caracteriza por la proliferación descontrolada de células similares a las sanguíneas.
Para realizar el estudio, los investigadores del Scuba Cancers recolectaron 345 almejas carneiro de las costas de España, Portugal, Francia, Irlanda y Croacia, encontrando ejemplares con neoplasia hémica en dos localidades españolas.
Las tecno secuenciación de ADN han permitido descubrir que el cáncer se está contagiando entre almejas carneiro comportándose de manera infecciosa. Además, el estudio del ADN tanto nuclear como mitocondrial reveló que este cáncer se originó en una almeja diferente conocida como chirla (Chamelea gallina) que habita las mismas regiones que las almejas carneiro.
Los hallazgos, señala Alicia Bruzos, no solo confirman que los cánceres marinos pueden saltar entre especies, “lo que representa una amenaza potencial para la ecología del medio marino". También alerta de la necesidad de su identificación y caracterización genética" y de la necesidad de conocer si el contagio entre almejas de estas dos regiones ha ocurrido con el viaje de células de cáncer por las aguas marinas o si el movimiento de almejas por parte de los humanos ha supuesto su expansión.
Un estudio previo sobre el cáncer contagioso de mejillones que se encuentra en las costas europea y sudamericana propuso como potencial vía de contagio el viaje de mejillones adheridos a los cascos de barcos que realizan rutas comerciales entre Europa y Sudamérica. Según la investigadora Alicia L. Bruzos, “en el caso de estas almejas se trataría de un traslado artificial ya que estas especies no se adhieren a los barcos como lo hacen los mejillones. Sin embargo, en la gastronomía mediterránea las escupiñas son muy apreciadas y consumidas, por ello, no es descabellado imaginar que alguna de las almejas carneiro con cáncer recolectadas en Galicia y trasladadas a las Islas Baleares para su venta, acabase en sus playas a la espera del día de su ingesta”.
Este hallazgo advierte también de la importancia de controlar el comercio nacional e internacional que traslada especies marinas de un lugar a otro por el riesgo epidémico que supone.
El cáncer contagioso sobrevive a la muerte de la almeja en que se originó porque infecta a nuevas almejas. De hecho, el cáncer contagioso que padecen los perros se ha estimado que tiene unos 8.500 años. “Futuros estudios nos permitirán arrojar luz sobre la edad del cáncer contagioso de las almejas carneiro, pero como mínimo, se sabe que tiene unos nueve años de antigüedad ya que las muestras analizadas en este estudio fueron recolectadas entre 2011 y 2020” sostiene el investigador Daniel García-Souto.
El proyecto europeo Scuba Cancers financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros para investigar las causas genéticas que hacen que una célula de cáncer se contagie de un individuo a otro.
Jose Tubío, profesor de la Universidade de Santiago de Compostela que lidera esta investigación, comenta que “el estudio genético de estos cánceres contagiosos es un nuevo punto de vista para intentar entender la metástasis, es decir, la propagación del cáncer a otros órganos del cuerpo.
Con este nuevo caso de cáncer contagioso ahora contamos “con más modelos para estudiar las causas genéticas de la transmisibilidad del cáncer” indicó.