ESTUDIO

Un estudio en condiciones comerciales de criadero aporta nuevos datos sobre la ingesta de alimento vivo en larvas de dorada y lubina

Turquía 21/06/2023 | Se trata de un estudio práctico que contribuye a actualizar los protocolos larvarios para ambas especies

larva-dorada-mispeces-760Larva de dorada | @misPeces

El éxito de la alimentación de las larvas de peces marinos, como la dorada y la lubina, está condicionada a las distintas condiciones físico-químicas de los tanques de cultivo y a la interacción de otros factores intrínsecos a la especie como, por ejemplo, la capacidad de depredación.

Para el éxito en la fase comercial es importante también contar con reproductores y huevos de calidad que garanticen una buena supervivencia. Las larvas de estas dos especies comienzan a alimentarse con rotífero en el momento que tienen una boca funcional. Posteriormente, conforme van creciendo se alimentan con Artemia.

Teniendo estos factores en cuenta, los criaderos pueden optimizar los costes relacionados con la producción larvaria de estas dos especies a través de estrategias de alimentación adecuadas y la aplicación de los últimos conocimientos y tecnologías disponibles.

Aunque existe mucha bibliografía al respecto, lo cierto es que es menor la información basada en datos científicos publicados que avalan las mejores opciones para realizar el cultivo larvario de la dorada y la lubina.

Con objeto de mejorar el conocimiento sobre esta etapa tan importante en la producción de la dorada y la lubina, expertos de la Universidad Canakkale Onsekiz Mart han llevado a cabo un estudio durante cuatro meses en condiciones comerciales de cría larvaria. El estudio buscaba determinar las tasas de consumo de alimento vivo, específicamente rotífero y Artemia, para cada una de las especies y aportar datos que permitan el desarrollo de protocolos de producción actualizados.

De esta manera, como señalan los autores del trabajo, las empresas pueden hacer estimaciones de inversión y costes operativos.

La importancia de conocer las particularidades de cada especie

El éxito de la alimentación de las larvas depende de factores como la intensidad de la luz, la temperatura y la calidad nutricional de las presas. Estos factores permiten un buen crecimiento de las larvas y la mayor respuesta a la alimentación con el desarrollo de sus sistemas biológicos funcionales, como la formación del esqueleto, la velocidad de natación, el sistema digestivo y la ingesta de alimento.

Según los diversos estudios realizados al respecto sugieren intensidades de luz que varía entre 1000 y 3000 lux en la superficie del agua durante el periodo de crecimiento de las larvas de dorada y lubina hasta el día 25 después de la eclosión, y se aconseja reducir esta iluminación a los 500 a 1000 lux después.

La temperatura como se ha explicado anteriormente, también es un factor de gran importancia para el desarrollo larvario debido a las características metabólicas de estas dos especies y que regulan el crecimiento, estrechamente vinculado con actividades como la digestión, la natación, o los efectos metabólicos, entre otros.

Como explican, la tolerancia de las larvas a las variaciones de temperatura es específica de cada especie, existiendo rangos óptimos, observándose que, para la dorada, la ingesta de alimento más alta se alcanza a temperaturas de 25 grados centígrados, la cual se explica por las crecientes necesidades energéticas de los peces dentro de los “límites aceptables” de tolerancia.

Las larvas de dorada en este estudio fueron cultivadas a temperaturas que oscilaron entre los 17 y 19 grados centígrados. Mientras que las larvas de lubina se cultivaron a un rango de temperatura menor, de 14 a 18 grados centígrados.

A pesar que la lubina se cultivo en un rango 2 grados menor que la dorada se observó que la relación “presa-larva” en la alimentación de lubina fue un 15% y un 38% mayor en comparación con las larvas de dorada en cuanto a consumo de rotíferos y Artemia respectivamente.

Para los investigadores, estos hallazgos en condiciones comerciales ponen en evidencia la naturaleza específica de cada especie en cuanto a la tolerancia de la temperatura y sus efectos en las funciones fisiológicas de los peces.

La investigación y el desarrollo continuo es, por tanto, el único camino para avanzar en comprender mejor los requerimientos de las larvas y mejorar las prácticas de crianza.

Basándose en los conocimientos adquiridos, es importante, por tanto, implementar mejores prácticas, como el ajuste de la temperatura a los óptimos de cada especie y maximizar el crecimiento sostenible de éstas.

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