
Un estudio liderado por el Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, en colaboración con la empresa Observe Technologies, ha descifrado qué hace el salmón Atlántico (Salmo salar) en función de factores ambientales como la temperatura, la luz, el oleaje y las corrientes en jaulas marinas comerciales.
Estos resultados tienen un valor adicional ya que se realizó en condiciones comerciales. Mediante el uso de cámaras subacuáticas y algoritmos de visión por computador, el equipo investigó el patrón de distribución vertical y horizontal de los peces en tres centros de cultivo en Escocia, identificados como granjas A, B y C. El análisis se centró en la métrica denominada "actividad", que estima la densidad, velocidad y cohesión del cardumen, sirviendo como indicador indirecto de bienestar y posibles factores de estrés.
Los resultados mostraron que, durante los meses de invierno, en las granjas A y B, donde existía estratificación térmica, los salmones prefirieron ubicarse en las capas más profundas y cálidas del agua. En la granja A, la actividad en la columna inferior del agua alcanzó el 39,6%, frente al 16,3% en la superior. En la granja B, la preferencia por las zonas más profundas también fue clara (27,5% frente al 18%).
En cambio, la granja C presentó aguas térmicamente homogéneas, y la actividad de los peces se distribuyó de forma más equilibrada entre la parte superior (18,2%) e inferior (17,7%) de la jaula. A medida que aumentó la duración del fotoperiodo con la llegada de la primavera, los peces en las tres granjas ascendieron en la columna de agua, reflejando un cambio asociado tanto al aumento de temperatura como al ritmo circadiano.
El estudio también analizó el impacto del evento meteorológico extremo conocido como "tormenta Isha", que afectó a las granjas B y C. En la granja B, con jaulas más profundas, los peces se mantuvieron en las zonas más bajas, evitando la superficie agitada por el oleaje. En la granja C, con jaulas más someras, los salmones se desplazaron hacia el lado de la jaula más resguardado del viento, cerca del centro de la instalación, lo que sugiere una respuesta comportamental ante condiciones adversas.
“Comprender cómo el salmón responde a su entorno permite a los acuicultores mejorar la toma de decisiones y gestionar mejor el bienestar de los peces”, explican los autores. El uso de sistemas de cámaras con algoritmos avanzados ofrece una herramienta no invasiva y continua para el seguimiento del comportamiento, lo que representa un avance significativo en la acuicultura de precisión.
El estudio, financiado por Innovate UK y desarrollado con tecnología de Observe Technologies y AKVA Group, subraya la capacidad del salmón para detectar mínimas variaciones térmicas —de hasta 0,03°C— y adaptarse dinámicamente a su entorno. Los datos completos están disponibles en el repositorio DataSTORRE.