Después de 20 años de programas selectivos de cría de trucha arcoíris en la empresa Aqualande las necesidades de alimento para alcanzar una misma tasa de crecimiento han bajado entre un 17 y 20%. Este descenso no solo tiene resultados positivos en la cuenta de resultados de la empresa, también reducen el impacto ambiental generado por la actividad.
Estas conclusiones forman parte de la revisión científica realizada por el INRAE, Aqualande y la empresa de cría selectiva Les Sources de l’Avance, junto con SYSAAF, y cuyos resultados se han publicado en Aquaculture Reports.
Los datos han sido recopilados del plan de cría selectiva de Aqualande entre 1997 y 2019, con 10 generaciones de truchas arcoíris. En ese periodo que la empresa estuvo realizando el plan de cría selectivo mantuvo otro banco de truchas no seleccionadas de la misma población original.
En el estudio también probaron un nuevo alimento con características nutricionales similares a los convencionales, pero usando fuentes de materias primas innovadoras.
Para determinar las ganancias genéticas en el rendimiento, INRAE, Aqualande y SYSAAF participaron en el programa de investigación colaborativo europeo AquaImpact, durante el cual compararon el crecimiento, la morfología, el rendimiento y el contenido de lípidos del filete de los grupos de peces seleccionados y no seleccionados.
También desarrollaron un alimento sostenible basado en la investigación del INRAE que se elaboró sin aceite de pescado, harina de pescado, ni soja, para limitar las importaciones fuera de Europa.
Este pienso fue elaborado con ingredientes de Francia y Europa, como proteína de patata y microalgas. Durante 110 días, las truchas de ambos grupos recibieron este alimento, mientras que otras fueron alimentadas con un alimento comercial estándar que contenía harina y aceite de pescado.
Además de la mejora del crecimiento con un menor consumo de pienso, los filetes tenían un mayor contenido de lípidos, lo que mejora sus perfiles nutricionales y de sabor. Ya sea alimentadas con el alimento estándar o sostenible, las truchas mejoradas de ambos grupos crecieron al mismo ritmo. La adición de microalgas al alimento sostenible también mejoró la calidad nutricional de los filetes, que contenían tantos ácidos grasos de cadena larga Omega-3, a niveles similares como los filetes de trucha con el alimento estándar que contenía aceite de pescado.
Este estudio muestra que la cría selectiva y el desarrollo de alimentos sostenibles son dos palancas importantes para reducir el impacto ambiental de la producción de peces de cultivo y acelerar la transición hacia una acuicultura más sostenible.