
Minneapolis (EEUU) 17/07/2020 – Que la contaminación atmosférica afecta seriamente a los sistemas respiratorio, visual y la piel, así como al cerebro de los habitantes de grandes ciudades con alta polución no es nada nuevo, ni que nos pueda sorprender. Sin embargo, un dato muy interesante se ha puesto de manifiesto en un estudio publicado por la American Academy of Neurology que relaciona el consumo de pescado rico en Omega-3 y el tamaño del cerebro en mujeres de edad avanzada con alta exposición a contaminantes del aire.
Los investigadores de los departamentos de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Columbia y de la Universidad de Nueva York. El estudio se realizó sobre mujeres de edad avanzada, con una media de edad de 70 años, a las que se le hizo una encuesta sobre la cantidad y frecuencia de consumo de pescado y marisco. Según los resultados del estudio, aquellas mujeres que tenían los niveles más bajos de ácidos grasos omega-3 en sangre tenían mas contracción cerebral que las que tenían los niveles más altos.
El investigador principal del estudio, Ka He, de la Universidad de Columbia en Nueva York, ha señalado que, se ha demostrado que los ácidos grasos Omega-3 combaten la inflamación y mantienen la estructura cerebral en personas de edad avanzada”. También, añade, “se ha descubierto que reducen el daño cerebral causado por neurotoxinas como el plomo y el mercurio que se encuentran en la contaminación del aire como partículas finas”.
La mejor manera de ingerir Omega-3, señaló el investigador, “es incorporando en la dieta pescado y marisco”.
En el estudio han participado un total de 1.315 mujeres con una edad promedio de 70 años que no tenían demencia al comienzo del estudio Las mujeres completaron cuestionarios sobre dieta, actividad física e historial médico”.
Los investigadores utilizaron un cuestionario para calcular la cantidad promedio de pescado que consumían las mujeres cada semana, incluido el pescado al horno, el atún enlatado o estofado, y los mariscos no fritos. Se excluyó el pescado frito como dieta saludable ya que los investigadores consideran que la fritura daña los ácidos grasos Omega-3.
que comen más de una o dos porciones a la semana de pescado de manera que es suficiente para cubrir los requerimientos de Omega-3 ha mostrado cómo poder contrarrestar los efectos de la contaminación atmosférica sobre el cerebro.
Las mujeres que consumían mayores cantidades de Omega-3 tenían mayores volúmenes de materia blanca que aquellas con niveles más bajos; también se observó que las mujeres con altos niveles de Omega-3 altos en sangre tenían el hipocampo (parte del cerebro asociado a la memoria) más grande.
Al respecto, el investigador aclaró que en el estudio “solo se encontró una asociación entre el volumen cerebral y el consumo de pescado” pero, “no prueba que comer pescado conserve el consumo del cerebro”. Además, señaló que algunos peces pueden tener contaminantes ambientales, por lo que antes de adoptar una dieta basada en pescado “es importante hablar con un médico sobre qué tipo de pescado comer antes de agregar más a la dieta”.
Otra limitación del estudio fue que la mayoría de los participantes eran mujeres blancas mayores, por lo que los resultados no pueden generalizarse a otros. Además, los investigadores solo pudieron examinar las exposiciones a la contaminación del aire posterior, no las exposiciones tempranas o intermedias, por lo que los estudios futuros deberían analizar las exposiciones a la contaminación del aire a lo largo de la vida de una persona.
Referencia:
Cheng Che, Pengcheng Xun, Joel D. Kaufman, Kathleen M. Hayden, Mark A. Espeland, Eric A. Espeland, Eric A. Whitsel, Marc L. Serre, William Vizuete, Tonya Orchard, William S. Harris, Xinhui Wang, Helena C. Chui, Jiu-Chiuan Chen, Ka He. Erythrocyte omega-3 index, ambient fine particle exposure and brain aging. Neurology® https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000010074