
Las microalgas cultivadas en aguas residuales cumplen la doble función de biorremediación de compuestos inorgánicos y de producción de biomasa de interés como fuente para la producción de lípidos y bioproductos y biomateriales de valor añadido.
Los sistemas de microalgas permiten reducir el contenido de compuestos inorgánicos como nitratos, fosfatos, metales pesados, dióxido de carbono, y otras sustancias tóxicas.
Desde el punto de vista medioambiental, además, se plantean como como sumideros de carbono azul y son eficientes productoras de oxígeno. Sin embargo, no todas las microalgas son adecuadas para su cultivo, tampoco todas las tecnologías son las más rentables económicamente.
Al reducirse la carga de nutrientes y fuentes de carbono inorgánico, conforme se van biorremediando el agua se reduce también la carga de patógenos, principalmente bacterias.
Como especies más interesantes para formar parte de un sistema de biorremediación del agua residual con microalgas están la Chlorella vulgaris, Galdieria sulphuraria, Selenastrum gracile y Scenedesmus quadricauda.
Una especie que se ha mostrado altamente eficiente para eliminar metales pesados del agua es la Nostoc ellipsosporum en un porcentaje de 95 por ciento.
Como toda nueva industria, la biorremediación de aguas residuales con microalgas sigue planteando desafíos como por ejemplo encontrar la mezcla de especies que permitan eliminar eficientemente todos los contaminantes y metales pesados presentes en un cultivo. Por otro lado, las aguas residuales suelen contener sólidos en suspensión y alta turbidez que afecta a cómo incide la radiación de la luz necesaria para el proceso de fotosíntesis.
La pequeña escala de los cultivos en aguas residuales y el escaso número de especies disponibles, así como la tecnología en abierto son las principales limitantes del uso de estos microorganismos.
Las tendencias futuras apuntan al descubrimiento de nuevas especies de microalgas que permitan mejorar la eficiencia y las aplicaciones biotecnológicas derivadas de la modificación genética para potenciar las cualidades deseadas, como la asimilación de carbono inorgánico, la producción de lípidos o la absorción de metales pesados, entre otras.
En definitiva, aunque ya se están alcanzando grandes avances, todavía la ciencia debe seguir avanzando para reducir las brechas de conocimiento de manera que se abran nuevas oportunidades.