
Investigadores austríacos han desarrollado y probado un método simplificado, de un solo paso, para desinfectar huevos no endurecidos de trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) que podría sustituir al tratamiento tradicional de dos pasos con iodóforos utilizado en la acuicultura de salmónidos.
El estudio, dirigido por Franz Lahnsteiner y Anna Dünser de la Agencia Federal de Gestión del Agua y la piscifactoría Kreuzstein, descubrió que la fecundación y la desinfección pueden realizarse de forma simultánea sumergiendo los huevos en una solución de NaCl al 0,75 % que contenga 100 mg/L de Chloramine T® (tosilcloramina) o 100 µL/L de Wofasteril® (un compuesto a base de peróxido) durante 40 minutos.
Los investigadores señalan que estas concentraciones tienen un efecto mínimo sobre la motilidad del esperma y no afectan negativamente al desarrollo del embrión, la supervivencia de las larvas ni su crecimiento. Ambos desinfectantes fueron tan eficaces como el iodóforo convencional Buffodine® en la reducción de la carga bacteriana a las tres horas tras la fecundación, mientras que la Chloramine T mostró mejores resultados después de 22 días de desarrollo.
El análisis del microbioma de los huevos reveló diferencias significativas en la composición de la comunidad bacteriana entre tratamientos y a lo largo de las etapas de desarrollo. Buffodine aumentó la diversidad bacteriana, mientras que Chloramine T y Wofasteril la redujeron. Los autores señalan que la estabilidad y resiliencia del microbioma son importantes para la salud a largo plazo de los peces y que los desinfectantes deben evaluarse no solo por su capacidad de reducir patógenos, sino también por su influencia en las comunidades microbianas beneficiosas.
Desde el punto de vista operativo, el método en un solo paso podría agilizar el manejo durante el desove a gran escala, reduciendo los procesos sujetos a limitaciones de tiempo y el riesgo de errores de fecundación. También podría aportar beneficios medioambientales, ya que la Chloramine T y el Wofasteril se aplican a concentraciones mucho más bajas que los iodóforos, se degradan rápidamente en el agua y no dejan residuos nocivos.