ESTUDIO de CASO

Un país, 10 licencias de acuicultura. Noruega y las lecciones que aprender

Noruega 19/01/2022 | Un investigador de la Universidad de Tromsø analiza en un estudio toda la problemática que rodea el modelo de licenciamiento

Noruega, puente en Tromso

A Charles De Gaulle, general, político y presidente de Francia, se le atribuye la frase “no se puede gobernar un país con 246 tipos de quesos” en clara referencia a lo complicado que era la situación política en la IV República del país, desarrollada entre 1946 y 1958.

Lo mismo se podría decirse actualmente sobre las concesiones en Noruega para la acuicultura. En el país conviven 10 modalidades diferentes de licencias, en su mayor parte, desarrolladas para cubrir las necesidades de la industria, y que ha vuelto al sistema en algo más complicado y difícil de controlar, hasta el punto, que está siendo ampliamente cuestionado.

En 1973 cuando se comenzaron a dar las licencias para el cultivo comercial de salmón Atlántico y trucha arcoíris en Noruega, solo existía un régimen de concesión de licencias. Con el paso de los años, y para cubrir las necesidades de la industria, se fueron extendiendo nuevas modalidades de concesión, algunas con el propósito especial de investigación. Otras, de carácter verde para controlar las infecciones de piojo de mar. También las hay para regular de forma ordinaria la producción en tierra y en alta mar.

Bjørn Hersougv, investigador de la Universidad de Tromsø en el artículo “One country, ten system” publicado en Marine Policy analiza cada una de ellas, con énfasis en las más controvertidas, con objeto de racionalizar el marco general de licenciamiento, aprender del proceso, y presentar fórmulas de reforma, ya que como comenta, hasta ahora, “las propuestas presentadas han fracasado”.

Si bien las licencias para fines especiales sin duda han servido a las necesidades colectivas de la industria, como la educación, la investigación y la innovación, también han actuado como puerta trasera para obtener licencias más baratas.

Como explica, originariamente, al principio, el enfoque se centró en establecer “a quién se le debía asignar una licencia”, mientras que actualmente, se cambió a “cómo se debía hacer la acuicultura”. Hace 50 años, señala el investigador, era una industria pequeña y marginal, mientras que ahora es la tercera mayor fuente de divisas del país donde 10 empresas controlan el 70% de la producción.

Además, ahora, a las granjas en mar abierto se están proponiendo soluciones alternativas basadas en el cultivo en tierra o las basadas en jaulas cerradas o semi-cerradas.

En una de las secciones en las que se divide el artículo se analizan las “licencias verdes” y el sistema de semáforos, que utiliza como parámetro el número de piojos de mar, que está a juicio del investigador subestimado en gran medida.

El artículo plantea finalmente bajo la pregunta “¿Reforma o revolución?” cómo debe ser el futuro de las licencias en el país y quienes deben desde la Administración controlar el proceso.

La salmonicultura en Noruega es actualmente un negocio con gran rentabilidad y potencial para seguir creciendo en sus mercados tradicionales y nuevos. El objetivo final de este trabajo es aportar información que alimente el debate y permita a la industria el deseado cambio que les permita seguir avanzando en sus volúmenes de salmón de cultivo.

La principal preocupación de los ciudadanos es la falta de sostenibilidad ambiental para un sector que sigue creciendo, lo que hace que la industria sea menos aceptable socialmente. La llamada “licencia social para producir” ha sido cuestionada, no solo en la población en general sino también en las zonas costeras donde su influencia es mayor. Que los nuevos métodos de producción en alta mar, en tierra, post-smolt, entre otros y que se están implementando podrán satisfacer estas preocupaciones, “está por verse”.

El tema más apremiante ahora, señala el investigador, es reducir los efectos ambientales del régimen de producción aún dominante, “el cultivo en granjas de red abierta”. Esto es en gran parte es una cuestión de tecnología nueva y mejorada, pero también un desafío regulatorio. Por lo tanto, la concesión de licencias es central: en esencia, las preguntas son las mismas que en 1973; a quién se le debe permitir hacer qué, cuándo, dónde y cómo.

Referencia:
Bjørn Hersoug. “One country, ten systems” – The use of different licensing systems in Norwegian aquaculture, Marine Policy, Volume 137, 2022, 104902, ISSN 0308-597X, https://doi.org/10.1016/j.marpol.2021.104902

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