La empresa Cooke Aquaculture ha recibido el respaldo unánime de los legisladores del estado de Washington para conservar su concesión acuícola en Puget Sound, un profundo entrante del océano Pacífico en el noroeste de Estados Unidos que destaca por la alta calidad de sus aguas para los productos acuáticos. A cambio, la empresa cambiará el cultivo de salmón Atlántico por trucha arcoíris, una especie alóctona por otra autóctona.
La concesión de Cooke Aquaculture fue revocada en 2017 después de un grave incidente que se saldó con el escape de 100 000 salmones. Fue entonces cuando el Departamento de Pesca y Vida Silvestre autorizó a la empresa a seguir con su actividad, siempre y cuando se cambiara por una especie local.
La decisión del Departamento de Pesca no fue aceptada a la primera. Lo más importante de este episodio es que para mantener la concesión y para cambiar la especie se abrió en 2019 un proceso de informes científicos y consultas a la opinión pública en el que participaron tanto ambientalistas de la Wild Fish Conservancy como, del lado sector la Alianza de Acuicultura del Noroeste, que aboga por la producción sostenible de peces y mariscos.
Una vez analizada la información aportada y las opiniones y alegaciones al respecto, la Corte Suprema de Washington falló a favor de la autorización del Departamento de Pesca y Vida Silvestre, es decir, para que la empresa siga produciendo en la zona. Lo importante es que, como han señalado desde el sector, se ha validado que se sigan produciendo peces y mariscos, es decir, “una clara victoria para la ciencia” ya que son los informes científicos los que han tenido más peso en la decisión final.
La concesión no solo está condicionada al cambio de una especie por otra, además los ejemplares deben ser exclusivamente hembras estériles para reducir el riesgo en caso de fugas. La concesión también deberá seguir un riguroso plan de monitorización para evitar fallos en el balizamiento, las redes y los amarres de la granja.
El tribunal, además, ha rechazado las “afirmaciones injustificadas y sin fundamentos” sobre las enfermedades, piojos de mar y otros asuntos al que siempre recurren los ambientalistas para condicionar el desarrollo de la acuicultura.
Esta decisión, no solo es beneficiosa para Cooke Aquaculture, es un espaldarazo para la actividad acuícola y la producción de alimentos acuáticos en la región y se podrá extrapolar a otras partes del país.
Como realidad paralela, estos días vivimos en España una situación grotesca en la que los políticos de distinto color se afanan en defender o degradar la ganadería intensiva, o más en concreto las macrogranjas, según lo que consideran qué es lo que desea oír su electorado, sin aportar valor al debate, intoxicando a la ciudadanía con argumentos que de ninguna de las maneras están basados en la opinión de los expertos o la base científica.
El sector primario está diciendo a todo esto basta. Por eso, el próximo 23 de enero el mundo rural está convocado a una ‘gran manifestación’ para reivindicar, entre otras cosas, que las políticas que se lancen a nivel autonómico y estatal se tomen contando con el sector primario sin que las gentes del campo tengan que sufrir el ataque de los políticos.
No nos olvidemos que los agricultores, ganaderos y acuicultores, apoyados por la evidencia científica, son los que pueden alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Qué envidia que en algunos países la ciencia tenga más peso que la ideología partidista.