
Lisboa 17/10/2018 – Los productores de acuicultura de Portugal, y concretamente, los que producen trucha arcoíris (Onchorhynchus mykiss) están a punto de pasar por un calvario similar al que ya pasaron los productores españoles, después de que se conociera que el Gobierno de Portugal, a través del Miniisterio del Ambiente, está ultimando una nueva norma legislativa de especies exóticas en las que incluirá en la lista de invasoras a este salmónido y la ostra japonesa (Crassostrea gigas).
La voz de alarma ha sido dada por la Asociación Portuguesa de Acuicultores (APA), que ha indicado que esta inclusión, “podría suponer la eliminación en el plazo de dos años al 15 por ciento de la producción acuícola nacional”.
Con la publicación de esta nueva legislación, indican desde la APA, “los productores de trucha y ostra tendrán que comercializar sus existencias de producción en el plazo de dos años, y después, cerrar sus unidades”.
Según la APA, en valor, “la pérdida de volumen de negocio sería de 5 millones de euros, en su gran mayoría para exportación. Además, de los centenares de puestos de trabajo que se perderían en zonas rurales y costeras, alejadas de los grandes centros urbanos”.
En este sentido, desde la APA, señalan que, en el caso de la trucha arcoíris, ha sido el propio Estado el que introdujo la especie en las diversas cuencas hidrográficas nacionales desde el inicio del siglo pasado y, paralelamente, promovió su producción en acuicultura a partir de la década de los años 60.
En el caso de la ostra japonesa, su introducción se produjo en la década de los años setenta, después de las mortalidades masivas de la ostra portuguesa (Crassostrea angulata) en los estuarios del Tajo y Sado.
En forma de crítica, la Asociación Portuguesa de Acuicultores señala que, “de todos los estudios y publicaciones hechas en Portugal, no existen evidencias que muestren algún impacto negativo de estas dos especies en los ecosistemas ocupados, no interfiriendo con las especies indígenas ni tampoco teniendo un carácter invasor como pasa con otras especies, por ejemplo, el pez gato siluro (Silurus glanis) o la almeja asiática (Corbicula flumínea)”.
Mientras esto va a ocurrir en Portugal, recuerdan que en Europa la producción acuícola de trucha y ostras, “están encuadradas por la propia legislación europea que no las reconoce como exótica, en virtud del Reglamento (CE) número 708/2007 y posteriores actualizaciones”.
Esta situación, añaden, “tendrá implicaciones en muchos municipios de nuestro país, como, por ejemplo, Montalegre, Paredes de Coura, Castro D’Aire, Sabugal, Gafanha de Encarnaçâo, Setúbal, Sagres, Lagos, Olhâo, Tavira y Castro Marim.
Mientras se desarrolla este proceso legislativo, el propio gobierno ha promovido el desarrollo de su producción, ya sea en instalaciones continentales o en mar abierto, habiendo proyectos de inversión aprobados en el marco de los Programas Operativos de fondos comunitarios PROMAR y MAR2020, para estas dos especies.
“Además de la pérdida de empleos, los establecimientos autorizados serán abandonados y perderemos a los productores que velan diariamente por la calidad de las aguas que, como es de conocimiento general, está controlado deficientemente por las autoridades”, señalan desde la APA.
Dada la magnitud de los graves problemas sociales y económicos que este proyecto de ley puede acarrear para el sector acuícola y la propia economía nacional, la Asociación Portuguesa de Acuicultores está organizando para el próximo 19 de octubre, en el Mercado del Libramiento de Setúbal, un debate sobre este tema, “contando con la presencia de diversas entidades públicas y de la tutela, así como de productores”.
El caso que se avecina en Portugal es, si cabe, más grave que el que se generó en España, ya que al menos, la normativa española excluyó la producción de trucha arcoíris en piscifactorías destinada a su comercialización para consumo humano directo. Por su parte, la ostra japonesa, no se llegó a incorporar en el listado de especies invasoras.