
La producción de peces para repoblación enfrenta el desafío de altas tasas de mortalidad debido a brotes de enfermedades. Investigaciones recientes destacan el papel transformador de la vacunación para mitigar estos problemas y apoyar los esfuerzos globales para reponer de manera responsable las poblaciones de peces salvajes.
A pesar de su potencial, la adopción de la vacunación para peces que van a repoblar el medio se ve limitada por los altos costes, las complejidades regulatorias y los obstáculos logísticos. Para superar estas barreras, los expertos abogan por una mayor inversión en vacunas rentables y el desarrollo de métodos innovadores de administración, como soluciones basadas en mucosas y nanopartículas.
Una revisión publicada en Frontiers in Marine Science arroja luz sobre cómo la inmunización dirigida de los peces antes de su liberación puede mejorar las tasas de supervivencia, aumentar la productividad y mantener el equilibrio ecológico. Los hallazgos revelan varias ventajas clave. Entre otros, que los peces vacunados muestran una supervivencia significativamente mejorada en comparación con los grupos no vacunados. Por ejemplo, los salmones atlánticos inmunizados contra patógenos bacterianos como Aeromonas salmonicida y Vibrio anguillarum lograron tasas de recaptura hasta un 5 % superiores.
La vacunación preventiva minimiza la necesidad de antibióticos, abordando la creciente amenaza de la resistencia antimicrobiana en los ecosistemas marinos. Por otro parte, avances como las vacunas de ADN, recombinantes y comestibles basadas en plantas ofrecen soluciones escalables y eficientes para grandes poblaciones de peces.
Al mejorar la salud de los peces, la vacunación contribuye a la preservación de la biodiversidad y respalda la reposición de las poblaciones, garantizando la sostenibilidad de las pesquerías.
El estudio subraya que la vacunación ofrece un enfoque proactivo y sostenible para abordar los desafíos de enfermedades en la cría marina. Estos avances abren el camino hacia una cadena de suministro de pescado más resiliente, al tiempo que protegen el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos.
Este progreso marca un paso crucial para satisfacer la creciente demanda mundial de productos del mar, asegurando que la acuicultura siga siendo un pilar clave de la seguridad alimentaria para las generaciones futuras.