BIOTECNOLOGÍA

Vacunas de tercera generación librarán la batalla contra los patógenos en acuicultura

Mano con vacuna

Las vacunas de tercera generación basadas en ácidos nucleicos (ADN y ARNm) representa por el momento la plataforma tecnológica más avanzada, ofreciendo una vía para los productores de acuicultura para inducir una inmunidad más específica, robusta y duradera contra patógenos bacterianos, virales y parasitarios, reemplazando así la anticuada antibioticoterapia y mitigando las enormes pérdidas económicas causadas por las enfermedades infecciosas en las granjas.

A diferencia de las vacunas de primera generación – inactivadas o atenuadas – y las de segunda generación – subunidades proteícas – inducen directamente el antígeno en el cuerpo del pez o el crustáceo, las de tercera generación, una vez inyectado en el pez, penetra en las células del huésped, donde el aparato celular produce temporalmente la proteína antigénica, lo que a su vez desencadena una respuesta inmune más robusta.

Para entenderlo mejor, estas vacunas de tercera generación se hicieron mundialmente famosas por su uso masivo durante la pandemia de COVID-19, particularmente la vacuna de Pfizer y la de Moderna, ambas basadas en ARN-mensajero.

Las vacunas de ADN destacan por ser más estables, menos costosas de producir y no requieren una cadena de frío estricta para su almacenamiento Esta plataforma ha demostrado ser particularmente exitosa contra virus resistentes en salmónidos, como el virus de la necrosis hematopoyética infecciosa (IHNV) y el virus de la septicemia hemorrágica viral (VHSV), donde las vacunas convencionales son a menudo insuficientes. 

Por su parte, las vacunas de ARNm, impulsadas por la rápida innovación que siguió a la pandemia – como ya se ha indicado líneas arriba-, son consideradas más eficaces para inducir respuestas inmunes más fuertes y rápidas. Aunque están en fases preliminares en peces, tienen el potencial de revolucionar la lucha contra importantes patógenos marinos, como el virus de la necrosis nerviosa (VNN).

La distancia entre el laboratorio y la granja comercial

A pesar de las ventajas científicas innegables, la integración a gran escala de estas vacunas genéticas en la acuicultura comercial enfrenta obstáculos significativos. El principal desafío reside en la vía de administración, ya que la inyección sigue siendo el método estándar más eficaz. No obstante, este método es costoso, estresante para los peces y logísticamente inviable para la vacunación masiva en granjas de alto volumen.

Para superar esta limitación, la investigación se concentra en el desarrollo de estrategias no invasivas. Se están investigando las vacunas comestibles (Edible Vaccines), que utilizan algas, levaduras o plantas transgénicas para expresar antígenos que luego se administran oralmente a través de la dieta. Este método elimina el estrés del manejo y es ideal para la vacunación masiva, pero las vacunas orales y de inmersión han sido históricamente poco atractivas debido a su baja eficacia.

Otro freno es el alto costo de producción de estas tecnologías avanzadas , especialmente las de ARNm, y las consideraciones éticas y sanitarias en torno al uso de material genético y organismos transgénicos. Además, la necesidad de una cadena de frío para las vacunas de ARNm (mientras que las de ADN son más estables) también incrementa la complejidad logística. La clave para la adopción generalizada es la capacidad de la industria para desarrollar y estandarizar sistemas de entrega no invasivos, asequibles y eficientes.

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