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Ainara Ballesteros, experta del ICM-CSIC: La acuicultura permite avanzar en las investigación y aplicaciones biotecnológicas de las medusas

Barcelona 8/04/2022 | El cultivo de medusas en la Zona de Acuarios Experimentales del ICM-CSIC ha permitido también conocer más sobre su biología

Ainara Ballesteros, ICM-CSICAinara Ballesteros, ICM-CSIC

En el Instituto de Ciencias Marinas (ICM-CSIC) llevan cuatro décadas estudiando y cultivando las distintas especies de medusas por su gran potencial para aplicaciones en el campo biotecnológico en nutrición, farmacéutica y medicina. Uno de los principales productos que se puede obtener de estos cnidarios es su colágeno, altamente interesante para el tratamiento de la osteoporosis, la reconstrucción ósea, y para regenerar huesos y cartílagos.

La obtención de colágeno, a pesar de ser una de las grandes opciones que presentan estos cnidarios, no es la única. La científica marina en el ICM-CSIC, Ainara Ballesteros está realizando el doctorado industrial en un proyecto en el que participa la firma farmacéutica ISDIN. Particularmente, está trabajando con la medusa Pelagia noctiluca, una de las especies que más incidencias causa en las playas del Mediterráneo “por la gravedad de su picadura y abundancia”.

Como señala para misPeces Ainara Ballesteros, poder cultivar esta especie ofrece muchas ventajas para avanzar en el proyecto ya que nos permite disponer de ejemplares durante todo el año sin depender de su disponibilidad en el medio marino silvestre cuando las necesitamos. Además, nos ha ayudado a profundizar en el estudio de la especie. En nuestro caso, señala como ejemplo, hemos podido describir por primera vez el cnidoma - el conjunto de células urticantes - durante su ciclo de vida.

El estudio a efectos prácticos, señala la investigadora, proporciona la información actualizada más amplia descrita hasta la fecha para la especie, incluyendo fotografías de alta resolución y esquemas de los cuatro estadios tempranos de su ciclo de vida.

La caracterización del cnidoma en cada fase de desarrollo ayudará también a la identificación precisa de la especie cuando se recolecten de la columna de agua, así como para crear conciencia de la potencialidad del veneno de su picadura. Y todos estos avances, añade, han sido posibles en gran medida a su cultivo experimental.

Por otra parte, añade, los ejemplares silvestres “son una materia prima para la industria impredecible, ya que la mayoría de especies tienen ciclos de vida estacionales o algunas veces, las condiciones ambientales no nos permiten su recolección”. Puede darse el caso de que salgas a buscar medusas y no las encuentres, con lo que eso implica para avanzar en el trabajo.

Medusa (Pelagia noctiluca)

La P. noticula, por ejemplo, tiene un ciclo de vida completamente pelágico, careciendo de fase bentónica – pólipo - a diferencia de la mayoría de especies. En acuicultura, los pólipos suponen una fuente continua de pequeñas medusas a través del proceso de reproducción asexual denominada estrobilación. En el caso de P. noctiluca, los machos y hembras emiten los gametos al medio acuático donde se produce la fecundación, y mediante metaformosis, se forman las pequeñas medusas - denominadas éfiras - de forma directa, sin la fase pólipo. Esta peculiar característica dificulta tener un banco continuo de animales. Además, el manejo de esta especie es más complicado y costoso que otras especies durante las dos primeras semanas de vida, cuando las éfiras son prácticamente transparentes.

En el plano zootécnico, los trabajos realizados en la Zona de Acuarios Experimentales del ICM-CSIC han permitido también mejorar la gestión de los ejemplares. Como explica Ainara Ballesteros, hasta hace poco, las medusas las mantenian en recipientes de cinco litros en sistemas cerrados, en los que podía haber entre 300 y 400 éfiras. Esto implicaba dedicar parte del día a limpiar los restos de comida no ingerida por las medusas de los recipientes de manera manual.

Investigadora Ana Ballester con medusas de la especie Pelagia noctiluca

Gracias a una innovación reciente, en la que básicamente se ha implementado un flujo de aire y una malla fina intercambiable para mantener las medusas en el interior de los sistemas, ahora pueden trabajar en sistemas abiertos, ya que evitan que las éfiras se queden retenidas en la malla debido a la succión del desagüe. De esta forma, las tareas de limpieza se han distanciado en el tiempo, y ahora solo son necesarias hacerse una vez por semana o cada 10 días, sin que la calidad del agua se vea comprometida.

La acuicultura de la especie, como señala, está todavía en “plena fase de desarrollo” y, aunque se ha cerrado el ciclo de la especie, se ha podido avanzar en aspectos nutricionales, todavía se necesita investigar más en cómo poder escalar su producción.

Las medusas, señala Ballesteros, son una opción a tener en cuenta por sus diversas aplicaciones. Hay algunos trabajos que apuntan a que el proceso de extracción de colágeno es más sencillo que en el caso de otros organismos marinos como peces u otros vertebrados terrestres.

Además, están consideradas un problema en algunas playas del Mediterráneo, como por ejemplo en Gandía, que son retiradas, pero no se aprovecha como recurso.

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