
BioMar ha reforzado su compromiso con la innovación con la puesta en marcha del LARVIVA Hatchery Hub, una instalación técnica concebida para reproducir las condiciones reales de los criaderos comerciales de peces marinos y mejorar el conocimiento aplicado sobre el uso de sus microdietas en la fase larvaria.
La calidad de los peces en estas primeras etapas es determinante para la obtención del destete óptimo y un posterior desarrollo de los peces, hasta la obtención de un producto de alta calidad después de un ciclo de producción completo.
Producir larvas de peces marinos de calidad es uno de los mayores desafíos dentro del proceso acuícola. En misPeces, conscientes de la importancia que tienen este tipo de centros de innovación orientados a la mejora continua de la industria, hemos visitado las instalaciones del LARVIVA Hatchery Hub en Hirsthals, Dinamarca, para conocer las instalaciones, sus protagonistas y el trabajo que están realizando.
Optimización de la nutrición en la fase larvaria
Ubicado en un entorno especializado para acuicultura marina, este centro está enfocado actualmente en dorada y lubina como especies modelo, pero dispone de una infraestructura versátil que permite trabajar con otras especies marinas. Su objetivo no es solo evolucionar las microdietas y desarrollar nuevos productos, sino también optimizar cómo se alimentan las larvas y su aplicación práctica en contextos reales de producción.
“En piensos para criaderos, la nutrición es una parte muy importante. Necesitamos conocer a fondo lo que realmente requieren las especies en sus distintas etapas de desarrollo. Pero no se trata únicamente de eso; también tiene mucho que ver con las características físicas del pienso, cómo se usa, y cómo conseguimos que nuestros clientes, con las condiciones particulares de sus criaderos, saquen el mejor rendimiento posible”, explica Joana Amaral, Global Product Manager Hatchery de BioMar.
Este conocimiento de las especies, del producto y cómo usarlo constituyen una combinación determinante para Joana Amaral. “Siempre digo que podemos tener el mejor producto del mundo, el mejor pienso larvario del mundo, pero si no sabemos cómo utilizarlo o si lo usamos en las condiciones equivocadas para ese criadero, va a ser un completo desastre”.

El LARVIVA Hatchery Hub cuenta con sistemas de recirculación, flujo abierto o mixtos, y capacidad para ajustar parámetros clave como temperatura y salinidad. Según Amaral, esta flexibilidad permite trabajar con modelos replicables, pero adaptables a múltiples contextos.
“Estas instalaciones nos permiten tener un primer contacto directo con el pienso y saber cómo usarlo. Además, trabajamos en condiciones comparables a las de los criaderos industriales, pero con la ventaja de que podemos replicar los ensayos. Disponemos de un número suficiente de tanques y robustez en los datos para poder usarlos con indicadores muy similares a los de una hatchery real”.
La interacción con los clientes también forma parte del enfoque de este centro de innovación tecnológica, ya que estas instalaciones están hechas para realizar pruebas a medida sobre necesidades reales o incluso para mejorar protocolos que quieren evolucionar a mejores resultados. LARVIVA Hatchery Hub, como señala Joana Amaral, es una gran oportunidad “para mostrar lo que estamos haciendo, cómo nos tomamos en serio nuestro trabajo, y cómo usar mejor los piensos en esta fase de la crianza”.
Algunos de nuestros clientes ya han estado aquí, añade. “Es una situación muy interesante donde todos ganamos, porque terminamos teniendo conversaciones muy productivas que tienen muchos beneficios para su trabajo diario, pero también para nosotros. Al final del día, lo que queremos es hacer lo que necesita el criadero y centrarnos en los retos reales que enfrentan nuestros clientes”.
Resultados transferibles a la industria
La responsabilidad operativa del centro recae en Alberto García, Marine Hatchery Technical Lead, quien lideró el diseño de la instalación y la implementación de los procedimientos estandarizados que aseguran que todas las operaciones técnicas se realicen de forma rigurosa y repetible.
Como señala, en el LARVIVA Hatchery Hub se trabaja con los estándares de la industria. García subraya que, gracias al volumen y precisión de trabajo, los resultados obtenidos son directamente transferibles a sistemas productivos reales.
“Confiamos mucho en los datos que generamos y, por el volumen en el que trabajamos, esos datos son fácilmente transferibles a la industria. Lo hemos comprobado”.
Antonio Villanueva, Technical Advisor de Hatchery, destaca que este centro es fundamental para entender mejor cómo deben funcionar los piensos en los criaderos larvarios. Por eso, su puesta en marcha es estratégica y una infraestructura fundamental para evolucionar los piensos destinados a larvas de peces marinos.
Villanueva subraya que cada criadero es diferente y que incluso, aunque se hagan pruebas a escala industrial, siempre es necesario hacer adaptaciones que no solo ayudan a desarrollar un producto robusto, “también a entender cómo utilizarlo y cómo aplicarlo mejor a las necesidades de los clientes”.
Conexión con la industria y la I+D

Desde el área de innovación, José Luis González Vecino, Global Innovation Manager, afirma que LARVIVA Hatchery Hub es una infraestructura que cumple una función central en el sistema de desarrollo de productos de BioMar.
Algo importante que destaca González Vecino es el equipo técnico capacitado que trabaja en BioMar. “Un criadero no es nada sin un equipo. Tener un equipo capacitado que sepa cómo alimentar larvas - animales muy sensibles - es clave para el éxito. Cualquier variación mínima en las condiciones óptimas o en la cantidad de alimento puede tener consecuencias críticas. Por eso, el equipo y su conexión con la industria y la I+D son esenciales”.
Este tipo de instalaciones son un buen ejemplo del liderazgo de empresas como BioMar en el desarrollo de productos de alto valor para criaderos industriales, y cómo su LARVIVA Hatchery Hub puede ser una herramienta para acortar la distancia entre la innovación y la aplicación en granja a escala comercial.
La posibilidad de validar protocolos, ajustar dietas y colaborar directamente con los productores en un entorno controlado permite encontrar soluciones fundamentadas en el conocimiento y la experiencia práctica y transferible.
