La acuicultura española se ha consolidado en las últimas décadas como un pilar estratégico para la producción de alimentos sostenibles de origen acuático clave para alcanzar la soberanía alimentaria. España es hoy el primer productor acuícola de la Unión Europea en volumen, con más de 268.564 toneladas y un valor en primera venta superior a 856,5 millones de euros, situándose entre las potencias europeas del sector.
Lo que inicialmente se consideró una actividad complementaria de la pesca se ha convertido, poco a poco y con paso firme, en un sector robusto, innovador y estratégico para el futuro de la Economía Azul. Esto ha sido posible gracias a importantes avances en innovación, sostenibilidad y diversificación productiva, así como a la cooperación entre la administración, la ciencia y la empresa.
Entre los logros alcanzados destacan la consolidación del cultivo de especies como la trucha arcoíris y el esturión en el ámbito continental, y de la dorada, la lubina, el rodaballo, la corvina, el lenguado, el atún rojo o la seriola en el entorno marino. Asimismo, las mejoras tecnológicas han permitido reducir los índices de conversión de la alimentación y aumentar el uso de materias primas alternativas y sostenibles.
La apuesta por la innovación ha sido determinante. Se han mejorado los sistemas de producción, implantado tecnologías de alimentación automatizada pioneras en el Mediterráneo y desarrollado sistemas propios de monitorización de parámetros ambientales. En los últimos años, España se ha situado a la vanguardia mundial de especies de alto valor como el lenguado o la seriola gracias al desarrollo de sistemas de recirculación (RAS) adaptados a sus necesidades biológicas.
El pescado cultivado en España presenta una de las huellas de carbono más bajas entre las proteínas animales.
(Memoria de Sostenibilidad 2025 de APROMAR)
El sector acuícola español también ha hecho un esfuerzo notable por convertir la sostenibilidad en su seña de identidad. Según la Memoria de Sostenibilidad 2025 de APROMAR, casi el 100% de la producción nacional cuenta con certificación ambiental. Además, un 87% de las empresas utiliza energía fotovoltaica en sus instalaciones, lo que contribuye a que el pescado cultivado en España presente una de las huellas de carbono más bajas entre las proteínas animales. Todo ello se acompaña de un fuerte compromiso con el empleo y el desarrollo rural de interior y costero: el 85% de los puestos de trabajo en la acuicultura son de carácter fijo, reflejo de un sector estable, profesionalmente especializado y orientado al futuro.
| Hito de Sostenibilidad | Dato Clave |
|---|---|
| Producción con certificación ambiental | ~ 100% |
| Instalaciones con energía fotovoltaica | 87% |
| Empleo fijo en acuicultura | 85% |
A pesar de estos éxitos, la acuicultura española afronta retos relevantes. El marco regulatorio continúa siendo excesivamente complejo y lento, con trámites que implican a múltiples administraciones y que dificultan la puesta en marcha de nuevos proyectos, afectando a la competitividad frente a otros países con procesos más ágiles. La competencia desigual de productos procedentes de terceros países con estándares ambientales, sanitarios y laborales inferiores.
Aunque el producto acuícola goza de una buena acogida entre los consumidores españoles, la actividad aún presenta una percepción social ambivalente. No obstante, esta tendencia está cambiando gracias al esfuerzo divulgativo y a las campañas impulsadas por Acuicultura de España, que han contribuido a mejorar la comprensión pública sobre la calidad, sostenibilidad y trazabilidad del producto nacional.
La percepción social está cambiando gracias al esfuerzo divulgativo y las campañas de Acuicultura de España
Un mar de oportunidades hasta 2030
El año 2030 es un horizonte clave, porque coincide con los grandes objetivos marcados por la Unión Europea y por la Estrategia Española de Economía Azul, que sitúan a la acuicultura como una actividad esencial para alcanzar la soberanía alimentaria, la sostenibilidad ambiental y el liderazgo tecnológico del país.
Para ese horizonte se han activado diversas líneas estratégicas. En primer lugar, el programa europeo FEMPA 2021–2027 impulsa la modernización del sector. Paralelamente, la Estrategia Nacional de Economía Azul promueve la integración de la acuicultura con otras actividades marítimas, fomentando proyectos multipropósito como la co-ubicación con la energía eólica marina flotante (por ejemplo, el proyecto AquaWind), el turismo marino o iniciativas de restauración ecológica (como el proyecto RemediOS liderado por el IEO en el Mar Menor).
Desde REMA, la Red de Innovación de APROMAR, impulsan también el futuro de la acuicultura sostenible con innovación aplicada. Actualmente tienen en marcha proyectos vinculados con la validación de tecnologías para la optimización de la producción acuícola, el diseño de estrategias nutricionales para mejorar la resiliencia térmica de los peces, la elaboración de guías de bienestar animal, y el desarrollo de informes de mercado sobre el potencial de especies emergentes, entre otras acciones.
La evolución del consumo también juega a favor del sector. La demanda global de proteína marina saludable continúa creciendo y España dispone de la oportunidad de sustituir parte de las importaciones por producción nacional sostenible. Si el sector comunica eficazmente la calidad, trazabilidad y responsabilidad ambiental de sus productos, podrá reforzar la aceptación social, mejorar la autosuficiencia alimentaria y consolidar un crecimiento sostenido en un mercado cada vez más consciente y exigente.
Ver campaña de Acuicultura de España
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