
Las harinas de insectos son ingredientes alternativos prometedores para la alimentación animal por muchas razones, entre otras, por su proteína de alta calidad aportando aminoácidos esenciales para el crecimiento y desarrollo. Además, las harinas de insectos aportan fibra y una amplia variedad de vitaminas y minerales.
Su producción es más circular y sostenible que otras fuentes de origen marino y vegetal, y permite reutilizar valiosos nutrientes considerados subproductos en la industria agroalimentaria.
Su potencial es muy alto tanto para la industria avícola, como la porcina y la acuicultura, no obstante, sus limitados volúmenes de producción hacen que su incorporación en los piensos sea discreta.
La profesora Laura Gasco, investigadora italiana del Departamento de Ciencias Agrícolas, Forestales y Alimentarias de la Universidad de Turín, destaca en una entrevista con misPeces que esta y otras características de los insectos como fuente de proteína de alto valor para piensos ganaderos lo hacen muy interesante para su estudio y desarrollo.
Como investigadora ha basado buena parte de su trayectoria profesional al estudio de la nutrición animal y es autora de numerosos artículos científicos sobre estos temas. Participa en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales sobre el uso de harinas de insectos en la nutrición animal y en piscicultura.
Los insectos, como señala, son una fuente de proteína muy interesante en alimentación acuícola, ya que la alimentación de peces carnívoros necesita mucho aporte proteico. Dependiendo de la especie piscícola, aclara, puede haber una necesidad de proteina de entre el 40 y el 45%. Por ejemplo, las aves o el porcino requieren aportes menores, entre un 16 y un 20%.
Como defensora de la proteína de insecto para la alimentación acuícola aclara que su aplicación todavía no es muy común debido la falta de un conocimiento amplio sobre sus efectos en los peces, el bienestar animal y los costes de su producción.
Tampoco, añade, están bien definidos los beneficios de su uso entera o desgrasada, y cómo puede afectar al nivel de inclusión óptimo. Desde un punto de vista nutricional también cambia mucho la especie de insecto, su fase de cría, los sustratos empleados y los procesos de producción.
En cifras, explica, “el desafío todavía es muy grande” ya que, en términos de volúmenes, según datos de Alltech 2022, en el mundo se producen 1 235,5 millones de toneladas de piensos ganaderos, de los cuales, 54,4 millones son de acuicultura.

La harina de insecto se puede añadir de forma estratégica por sus propiedades aditivas en inclusiones de 1%, lo que implicaría producir 510 000 toneladas. O, por el contrario, si se incluye como ingrediente en un bajo nivel de inclusión, entre 5 y 10%, las cantidades necesarias varían entre 2,57 millones de toneladas a 5,14 millones de toneladas.
Obviamente, añade, “queda un largo camino de desarrollo no solo en volúmenes de producción, también en una calidad constante de los parámetros”. Por eso recomienda que cuando se utilizan diferentes proveedores de proteína de insectos para la producción de piensos se deben realizar análisis químicos que garanticen los mínimos requisitos nutricionales.
Parte de estas reflexiones han sido recogidas recientemente en un trabajo de revisión publicado en la revista científica Journal of Insects and Food and Feed. Además del aspecto nutricional, explica que, en algunas especies de peces carnívoros, “es necesaria también la evaluación física del alimento” ya que “el alto contenido de grasa de la harina de larvas enteras puede aumentar la viscosidad de la mezcla y disminuir la estabilidad del gránulo, lo que resulta en pérdida de nutrientes y empobrecimiento de la calidad del agua de cultivo.
Otro aspecto importante a considerar es el de la quitina, un polisacárido estructural con aplicaciones aditivas en nutrición animal en pequeñas cantidades. Sin embargo, en grandes cantidades afecta al crecimiento de los peces por su baja digestibilidad. Todos estos aspectos desafiantes pueden ser mejorados a través del mejor conocimiento en los procesos de producción y en la inclusión de aditivos que todavía están en estudio.
La palatabilidad es también un aspecto a tener en cuenta ya que de esta depende la mayor ingesta de alimentos. Aunque en términos generales las harinas de insectos parecen ser bien aceptadas por los peces, cuando las inclusiones son elevadas también pueden afectar.
Finalmente, el factor crucial para la futura incorporación práctica de las harinas de insectos en los piensos para alimentación animal está en la disponibilidad y consistencia del suministro. Sin grandes volúmenes, será difícil para los productores de piensos incorporar estos ingredientes alternativos en sus procesos de producción.
Referencia:
L. Gasco, S. Bellezza Oddon, G. W. Wandenberg, T. Veldkamp, I. Biasato. Factors affecting the decision-making process of using insect-based products in animal feed formulations. Journal of Insects as Food and Feed.