
La suspensión temporal de la pesca de anchoveta en Perú ha generado un gran revuelo en los productores de alimentos para acuicultura, ya que tendrá un impacto directo en la disponibilidad de ingredientes marinos a nivel global. Perú representa aproximadamente el 20% de la producción de harina y aceite de pescado mundial, dos ingredientes imprescindibles para el crecimiento de las especies acuícolas alimentadas.
Aunque era un escenario posible y que se barajaba, el anuncio del Ministerio de la Producción (PRODUCE) ha sido impactante por las consecuencias que tendrá en el comercio mundial de ingredientes marinos. Las repercusiones a corto y medio plazo se están ahora estudiando, y se piensa que inevitablemente llevarán consigo subidas de precios.
La medida, como explica para misPeces Pablo Trapunsky de Pesquera Diamante, ha sido tomada en consenso con el sector industrial de pesca de anchoveta y el Ministerio de la Producción a la vista de los resultados de las capturas la pasada semana.
Como indica, lo importante ahora es preservar el recurso a la espera que se den las condiciones biológicas y climáticas. Todavía está pendiente la pesca exploratoria que se producirá en dos o tres semanas, pero no parece probable que se produzcan cambios significativos y se pueda desarrollar la temporada con normalidad. Quizá, como explica, en dos o tres meses se podrían dar las condiciones.
Al margen de este episodio coyuntural, añade, debemos actualizar los criterios con los científicos de IMARPE (Instituto del Mar del Perú) para establecer las temporadas. El conocimiento científico va avanzando y cada vez sabemos más de la anchoveta. Hoy en día, por ejemplo, es fácil establecer y verificar la madurez del recurso sin necesidad de fijarlo a través del tamaño. El sector, como señala, “es el primer interesado en contar con las mejores condiciones biológicas de los peces”, y también en modernizar la industria.
Los mercados todavía están absorbiendo la noticia

Respecto al impacto que tendrá la noticia en el mercado, Enrico Bachis, director de Investigación de Mercados de IFFO, la Organización Mundial de Ingredientes Marinos, explica que aún es pronto ya que se sigue absorbiendo la noticia. Lo esperado es que poco a poco se comiencen a producir los primeros movimientos.
La decisión adoptada por la industria pesquera peruana y el Gobierno ha sido “muy sabia”. Bachis señala que “nadie ganaría pescando anchoveta con un tamaño promedio principal de 10 centímetros y secundario de 11 centímetros”. El mercado, explica, “va a regularse como siempre”.
La harina y el aceite disponibles, “que probablemente serán menos que en 2022”, llegarán a quien tenga “mayor poder adquisitivo”. En el caso de la harina de pescado, señala, todo hace indicar que tendrá como consumidor final las especies acuícolas y las mascotas.
Ayuda que China sigue con un buen stock de harina, “así que podemos excluir grandes problemas de escasez con este ingrediente”. Definitivamente, añade, China va a importar menos harina en 2023 que el año pasado, principalmente, “porque la mayoría viene de Perú y no hay quien pueda reemplazarlo al 100%”.
El aceite de pescado, el oro líquido de los ingredientes marinos
El mayor problema, como explica Enrico Bachis, está en la baja oferta del aceite de pescado rico en omega-3 EPA y DHA, y la alta demanda de la industria acuícola, la nutrición humana, la farmacéutica, y las mascotas. En este caso, añade, “alguien (algún sector) tendrá que consumir menos omega-3 este año, pero no está claro quien lo tendrá que hacer. El mercado con sus ajustes de precios nos lo dirá pronto”.
No todo es negativo. Aunque el mercado de ingredientes marinos se verá claramente afectado por la menor producción de Perú, otras regiones tienen buenas perspectivas de crecimiento y cubrirán el hueco, de forma parcial.
Históricamente, aclara, el fenómeno de El Niño afecta negativamente la producción de harina y aceite de pescado en las Américas, pero beneficia en otras regiones. No obstante, es difícil decir ahora cuál será el volumen que se producirá a nivel global, ya que muchas regiones tienen durante la segunda parte del año la temporada más importante para la producción de ingredientes marinos.
Hay que seguir trabajando en la optimización de los procesos de producción

Fernando Sanz, Director Comercial de Skretting España, explica que la única forma de hacer frente a los cambios es “seguir avanzando en el conocimiento científico y tecnológico”. El sector ha demostrado en estas últimas décadas su resiliencia y capacidad para adaptarse y seguir avanzando, y garantizando los cambios en el suministro para producir de piensos de calidad para la acuicultura a través de la incorporación de nuevas materias primas de diversos orígenes.
Todo hace indicar que en los próximos meses inevitablemente deberán hacerse ajustes en las fórmulas para adaptarse a las circunstancias. En Europa, por explica, se trabaja con muchos ingredientes interesantes, y con harina y aceite de pescado de co-productos y origen circular. Tenemos una alta capacidad para recuperar harina y aceite de pescado de los recortes de la industria transformadora de atún, bonito, caballa, entre otras especies. A nivel mundial estos ingredientes circulares ya representan el 35% de la harina y aceite de pescado utilizados.
A pesar de estos avances en sostenibilidad y circularidad, el principal problema, como explica, es la falta de aceite de pescado y su difícil sustitución. Estamos hablando de precios para el aceite de pescado rico en omega-3 EPA y DHA de 6 y 7,5 euros el litro. La harina y aceite de pescado derivado de recortes no es de la misma calidad nutricional y por tanto son más baratos. Sin embargo, y sin estar al mismo precio, siguen las tendencias alcistas de los primeros.
El aceite de microalga sería una opción, ya que los costes de producción se están acercando a los precios del aceite de pescado. El problema es que no hay suficiente producción para garantizar el suministro.
Este panorama, reconoce Fernando Sanz, “es realmente preocupante” a medio plazo para los fabricantes de piensos y los productores piscícolas, tanto del Mediterráneo como del norte de Europa. Los productores de salmón Atlántico utilizan dietas más grasas, por lo que son más dependientes. La diferencia con los productores de dorada y lubina está en que ellos trabajan con márgenes de beneficio más altos y, por lo tanto, tienen mayor poder adquisitivo y margen de maniobra.
La subida de la harina y aceite de pescado se compensará parcialmente con el buen comportamiento de otros ingredientes, sin embargo, “tenemos que seguir trabajando en la optimización y gestión de las granjas”. Por ejemplo, en la optimización de las formulaciones, la monitorización remota de la biomasa de las granjas, y la colaboración entre las partes en investigación y desarrollo.
La actitud de las cadenas de minoristas puede ser clave
Como señalan muchos expertos, en Europa tenemos opciones para mejorar la disponibilidad de ingredientes marinos. Algunas pasan por flexibilizar las exigencias normativas que nosotros mismos nos hemos impuesto en la Unión Europea. Por ejemplo, tendríamos que volver a autorizar la comercialización de harina de pescado con aditivos que han dejado de estar permitidos. Aditivos que por otra parte sí están autorizados en terceros países que los usan para alimentar a un pescado que se acaba vendiendo aquí.
Por otro lado, como apuntan otros expertos, no tiene sentido que las grandes cadenas de distribución se sigan cerrando a la alimentación con ingredientes modificados genéticamente en acuicultura cuando la normativa europea lo permite. Además, son esos mismos supermercados los que sí permiten que estos ingredientes se incluyan en la alimentación de carne de vacuno, cerdo y pollo. Entre otras cosas, porque no queda más remedio para garantizar el comercio internacional.
Las cadenas minoristas, señalan los expertos, deberían dejar de promover una imagen de "productos naturales" o "libres de OGM" en sus campañas de marketing para atraer a ciertos segmentos de consumidores, cuando al mismo tiempo venden productos que contienen carnes terrestres alimentadas con ingredientes derivados de OGM. Esto debería interpretarse por parte de los consumidores como una contradicción en sus mensajes.