DIVULGACIÓN

Viabilidad de las granjas sumergidas, una cuestión relacionada con la vejiga natatoria

Las especies de peces pueden tener vejigas natatorias abiertas, cerradas, o simplemente no tener. Dependiendo de esta característica fisiológica se podrán adaptar mejor a las granjas sumergidas y sumergibles

Artículo de divulgación de Alejandro Güelfo Fuentes

Msc. Periodismo y Comunicación Científica | Editor de misPeces
 @aguelfo

Organos interiores de un pez

Cuando se aborda la necesidad de mejorar la fiabilidad de las granjas de acuicultura en mar abierto para hacer frente a los fenómenos metereológicos extremos que están por venir como consecuencia del cambio climático, siempre se plantea la opción de diseñar sistemas sumergibles o sumergidos que reduzcan los riesgos asociados. Este tipo de tecnologías permite reducir el riesgo a eventos climáticos adversos como el temporal Gloria de 2019, interacciones con parásitos, ataques de aves, o conflictos por otros usos de la costa.

A pesar de las ventajas, la aplicabilidad de esta tecnología está íntimamente ligada a la vejiga natatoria que poseen la mayoría de peces óseos. Esa que les permite compensar la flotabilidad negativa y le da movilidad a lo largo de la columna de agua. En peces marinos representa el 5% del volumen corporal, y en especies de agua dulce el 7%.

Se da la circunstancia de que unos peces tienen una vejiga natatoria abierta, es decir, está conectada con el intestino y el pez debe llenarla subiendo a la superficie a tomar el aire, como por ejemplo para el salmón Atlántico o la trucha arcoíris. Otras especies, tienen una vejiga natatoria “cerrada” la cual se configura durante la fase larvaria y queda así para el resto de su vida, es el caso de la dorada o a lubina.

¿Qué significa esto a efectos prácticos? Que el bienestar de los peces con vejigas abiertas puede verse comprometido si deben pasar largos periodos bajo el agua y, por tanto, no todas las especies son adecuadas para sistemas sumergidos, solo las que tienen vejigas “cerradas”, o simplemente no tienen vejiga, como la cobia.

El tema de la flotabilidad y el bienestar de los peces fisostómicos, es decir, aquellos que deben tomar el aire de la superficie, es un aspecto a considerar seriamente a la hora de optar por una estrategia de jaula sumergida ya que no debemos olvidar que muchas de especies pasan el 80% del tiempo en los 10 primeros metros de la columna da agua.

Como solución, y en el caso de los salmónidos, se está barajando la posibilidad de crear cúpulas de aire bajo la jaula sumergida de manera que el pez puede recurrir a ellas para tomar el aire en caso de necesidad. Aunque puede ser una solución,  falta mayor empirismo respecto a la eficacia de esta propuesta que obligar a los peces a mantenerse por debajo de esos 10 metros puede comprometer su bienestar.

La sostenibilidad de la acuicultura se basa en la maximización del rendimiento al menor coste ambiental, social y económico, por lo que es importante criar los peces en las mejores condiciones fisiológicas. No obstante, esto puede ser variable y va a depender de la edad del pez, de su nivel de grasa y del tiempo en el que llenó su vejiga. Se sabe que en el caso del salmón Atlántico este llenado se produce cada 3 semanas aproximadamente.

El caso de los peces fisoclistos, es decir, aquellos que adoptan su vejiga natatoria tragando aire de la superficie durante su fase larvaria y después la mantienen cerrada por el resto de su vida, también debe ser considerado a la hora de mantener una estrategia de jaulas sumergidas, o sumergibles. Estos peces, mantienen su vejiga en perfectas condiciones gracias a la secreción de gases y reabsorción a demanda. Una ascensión rápida como consecuencia de una jaula que se eleva más rápido del límite de reabsorción fisiológico también puede conducir a problemas en su estado de bienestar, e incluso provocar la muerte por rotura de la bolsa de aire. De la misma forma, un descenso de los peces demasiado rápido o profundo puede provocar el hinchamiento hipertrófico de la vejiga y causarle daños permanentes.

En definitiva, aunque una producción de peces en jaulas sumergidas es posible técnicamente, es importante prestar mayor atención a aspectos relacionados con el bienestar de los mismos, documentarlos empíricamente y a una escala comercial durante un ciclo completo de producción.

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