
La entrada en vigor del Reglamento 2025/40 sobre envases y residuos de envases establece un nuevo estándar de sostenibilidad en la Unión Europea planteando cambios significativos en sectores clave de la economía, entre los que se encuentra el sector pesquero y acuícola.
El reglamento, que tiene el objetivo de reducir el impacto ambiental y fomentar la economía circular, plantea un periodo de transición hasta conseguir que todos los envases sean reciclables en 2030. Esto implica el rediseño inmediato de materiales como el poliestireno expandido y los plásticos de un solo uso, que hasta ahora han sido comunes en el transporte y comercialización de productos del mar.
Este cambio, aunque necesario va a suponer incrementar los costos operativos en el corto plazo.
El Reglamento europeo también prevé que las empresas se adapten a un sistema de modulación de tasas, donde los envases no reciclables o con bajo contenido reciclado estarán sujetos a costes más altos. Con esto se busca incentivar la transición hacia opciones más sostenibles, reforzando la necesidad de realizar auditorías internas para identificar envases problemáticos.
Por otro lado, el etiquetado armonizado de los envases ya es obligatorio tras la entrada en vigor del Reglamento, facilitando a los consumidores la separación y reciclaje de los residuos. Las empresas también deberán informar al público sobre las mejores prácticas de eliminación, fomentando así una mayor concienciación medioambiental.
Otro aspecto a considerar es que el reglamento promueve la reutilización de envases mediante sistemas de depósito, devolución y retorno. Este cambio podría implicar la reestructuración de modelos logísticos y nuevas alianzas con socios de la cadena de suministro para garantizar su implementación efectiva.
Acciones inmediatas para las empresas
Las empresas del sector de los productos pesqueros y acuícolas deben adaptarse a la nueva realidad a través de la identificación de envases no conformes y priorizar su sustitución. Para ello, deberán realizar auditorías de envases. Esto se agilizará a través de colaboración con proveedores para desarrollar soluciones de embalaje sostenibles alineadas con los nuevos estándares, adoptando materiales reciclables y compostables que mantengan la calidad de los productos.
La educación al consumidor también es un aspecto importante y, por eso, deberán informar sobre cómo reciclar correctamente los envases y fomentar el compromiso medio ambiental.
Periodos de transición
El reglamento establece ciertos periodos de transición para permitir que los operadores económicos y los Estados miembro se adapten gradualmente a los nuevos estándares, minimizando la disrupción y fomentando la implementación eficaz de las normativas.
Por ejemplo, establece un periodo de transición para ciertos requisitos específicos, especialmente en relación con la implementación de sistemas de depósito, devolución y retorno, y otras disposiciones técnicas. Los Estados miembro tienen hasta el 1 de enero de 2029 para garantizar que los sistemas de depósito, devolución y retorno cumplan con los requisitos mínimos establecidos, aunque permiten cierta flexibilidad para los sistemas ya existentes.
Las restricciones de uso de ciertos materiales, como PFAS y bisfenol A, se aplicarán con un periodo de transición de 18 meses desde la entrada en vigor del reglamento.
Por otra parte, las normas armonizadas para cálculo y medición de conformidad estarán disponibles hasta febrero de 2027, proporcionando tiempo para que los operadores económicos ajusten sus envases a los nuevos requisitos.
Ejemplo práctico de una empresa de acuicultura
Pongamos como ejemplo una empresa de acuicultura de dorada y lubina en el Mediterráneo que hasta ahora distribuía sus productos a mercados de abasto locales utilizando bandejas de poliestireno expandido para envasar el pescado, las cuales son ligeras y mantienen la frescura del producto. Con la entrada en vigor del reglamento, esta empresa debe sustituir estas bandejas por materiales reciclables o compostables, como bandejas de cartón laminado con recubrimientos biodegradables.
Además, debe incorporar etiquetas armonizadas que informen al consumidor sobre cómo desechar correctamente el envase.
Estos cambios requieren una inversión inicial en el desarrollo y compra de los envases y garantizar que estos materiales sean adecuados para alimentos frescos y cumplan con la seguridad alimentaria.
En definitiva, la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2025/40 representa un paso firme hacia un modelo más sostenible. Aunque los retos son significativos, también se abren nuevas oportunidades para que las empresas del sector pesquero y acuícola lideren la transición hacia una economía circular. La colaboración entre gobiernos, empresas y consumidores será clave para alcanzar estos objetivos y construir un futuro más responsable con el medio ambiente.