La finca Veta La Palma en Puebla del Río, Sevilla, es hoy en día uno de los mayores refugios ornitológicos de Europa y ha servido de salvaguarda de especies en peligro de extinción en uno de los peores momentos del Parque Nacional de Doñana. Hace unos días saltaba la noticia a los titulares anunciando la venta por 70 millones de euros a la Junta de Andalucía. El 60% del total se pagará con fondos europeos. Un movimiento que cuenta con el visto bueno del Gobierno central.
Ahora muchos se preguntan ¿Qué va a pasar con la actividad acuícola?
En 1990 el grupo Hisparroz comenzó con la actividad y la puesta en producción de 600 hectáreas para el cultivo de peces y mariscos en Veta La Palma. Años más tarde ampliaría la producción a 3.200 hectáreas de las 11.000 que componen la finca. En los últimos años la actividad de crianza semi-intensiva de dorada, lubina y corvina había decaído por falta de rentabilidad a pesar de las continuas inversiones. La decisión, entonces fue: reestructurar la producción a un cultivo extensivo de mújoles y camarones.
En los mejores tiempos la finca empleaba a un centenar de personas. Con el cambio de producción tan solo quedaron una veintena.
Una cosa está clara. Sin la actividad económica de la acuicultura en este humedal artificial no habría sido posible concentrar una población tan variada y numerosa de especies ornitológicas. Según los sensos, 600.000 aves que incluyen 250 especies diferentes, de las que más de 50 presentan algún tipo de amenaza en su área de distribución.
Un estudio realizado por la Estación Biológica de Doñana sostiene que, para mantener la abundancia y diversidad de especies de aves acuáticas en este entorno se debe gestionar como se ha hecho en Veta La Palma para que las balsas proporcionen una alta biomasa de alimento, entre invertebrados y macrófitos.
No solo para las aves, también para especies como la anguila y los albures que pasan parte de su ciclo natural en el estuario. También son zona de cría de lenguados, o la lubina.
A partir de la compra será responsabilidad del Ejecutivo Andaluz la gestión de la zona de acuicultura. El futuro de los terrenos se debatirá en una comisión técnica en la que participarán investigadores de universidades. Una de las ideas pasa por renaturalizar los terrenos para que el vuelva a nutrirse de las aguas del río sin necesidad de bombeo. Solo queda esperar que se haga una buena gestión del entorno. De otro modo, cualquier esfuerzo habrá sido para nada.
La provincia de Sevilla se queda sin acuicultura. Andalucía pierde una de las empresas más emblemáticas del sector.