BIOESTIMULANTES

Investigadoras del proyecto SEAWINES muestran como afrontar dos enfermedades graves de la vid con extractos de algas

Jerez de la Frontera, 28/04/2025 | Las investigadoras han estudiado los extractos de Ulva spp y Rugulopteryx okamurae

Iratxe Zarraonaindia (izq), Emma Cantos-Villar | @misPecesIratxe Zarraonaindia (izq) y Emma Cantos-Villar |@misPeces

La agricultura actual se enfrenta a desafíos cada vez más exigentes: sequías prolongadas, degradación de los suelos y fenómenos meteorológicos extremos que impactan directamente en la productividad y calidad de los cultivos.

En este contexto, los bioestimulantes han ido ganando protagonismo como herramientas clave. A diferencia de los fertilizantes o pesticidas, estos compuestos naturales no actúan directamente sobre plagas o nutrientes, sino que mejoran la fisiología y metabolismo de las plantas, ayudándolas a resistir el estrés climático, optimizar el uso del agua y los nutrientes, y aumentar su resiliencia

Entre las distintas fuentes de bioestimulantes, los extractos de algas están despertando un creciente interés. Ya existen productos comerciales basados en algas con resultados prometedores, aunque aún persiste la necesidad de ampliar el conocimiento científico que sustente su eficacia y aplicación.

Esta necesidad fue abordada por investigadoras  Iratxe Zarraonaindia y Emma Cantos-Villar del proyecto SEAWINES, quienes presentaron las conclusiones de sus trabajos sobre el uso de bioestimulantes para una viticultura sostenible, durante una jornada celebrada en las instalaciones de IFAPA Rancho La Merced. En este encuentro se expusieron nuevas evidencias científicas que respaldan el uso de extractos de algas como herramienta eficaz para una producción vitivinícola respetuosa con el medio ambiente.

Los datos presentados mostraron que los extractos de algas favorecen un manejo más sostenible del viñedo. En particular, se evidenció que el extracto del alga invasora Rugulopteryx okamurae reduce significativamente, en condiciones de invernadero, la infección de mildiu, una enfermedad fúngica que afecta gravemente a la vid.

Asimismo, los ensayos de campo reflejaron mejoras en diversos parámetros productivos, así como en la composición polifenólica y volátil de las uvas, aspectos clave para la calidad del vino.

En zonas cálidas, el uso de Ulva spp. mostró una mejora notable en la fisiología y producción del cultivo, mientras que Rugulopteryx se posicionó como una alternativa prometedora para la gestión de enfermedades como el mildiu.

La jornada no solo sirvió para compartir avances científicos, sino también para generar un espacio de diálogo entre investigadoras, técnicos, productores vitivinícolas, representantes del sector de bioestimulantes y empresas dedicadas a la producción de algas. Una iniciativa que refuerza la apuesta por una agricultura más resiliente, circular y sostenible.

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