Investigadores de la Universidad de Almería han patentado un sistema de cosecha de cultivos de microalgas, bacterias y hongos que mejora otras técnicas existentes en el mercado. La tecnología de este innovador cosechador está basada en la ósmosis directa y permite trabajar en discontinuo.
De esta forma, se logra que el consumo energético disminuya y evita la necesidad de añadir ninguna sustancia que pueda alterar la calidad de la biomasa de la cosecha, explican en Fundación Descubre.
Este cosechador consiste en una carcasa que contiene un fluido osmótico, esto es, una sustancia que favorece la transferencia de agua desde el interior al exterior. En principio el fluido es el glicerol, un tipo de alcohol, aunque como comentan “permite utilizar otros compuestos”. Dentro de la carcasa se incluye un tubo semipermeable que contiene el fluido de cultivo de los microorganismos. Tiene una entrada y una salida por donde circulan las bacterias o microalgas desde los reactores al concentrador, como si se tratara de un colador que filtra lo que es orgánico, la biomasa, y lo que no.
La patente tiene como título “Dispositivo concentrador de cultivos de microorganismos por ósmosis directa y funcionamiento discontinuo” y sus autores son: Tania Mazzuca Sobczuk, María José Ibáñez González, Emilio Molina Grima y Jesús Sánchez Alcalde.
La importancia de este concentrador es que es válido para distintos usos y más eficiente, ya que no requiere de un alto coste energético. En el caso de estos cultivos de microorganismos, uno de los problemas principales es el coste energético y económico que se genera en el momento de la extracción debido a la cantidad de agua que contienen. Por ejemplo, en microorganismos, como las microalgas, para lograr un gramo de biomasa es necesario utilizar un litro de cultivo”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Almería, Tania Mazzuca, inventora de la patente.
Además de la osmosis directa y el funcionamiento continuo, este concentrador tiene como diferencia radical que permite regular “los tiempos que permanecen los microorganismos dentro para controlar cuál va a ser la densidad con la que va a salir el cultivo, es decir, cómo de pastoso o líquido se pretende obtener.
Tampoco requiere bombeo externo, como ocurre con otros concentradores, ya que el dispositivo se puede colocar debajo del nivel del rebosadero de éstos. Es decir, al funcionar simplemente con la gravedad por la diferencia de alturas, no necesita alimentación energética.
Por otro lado, pueden acoplarse distintos dispositivos de manera simultánea, lo que permite mayor rapidez y eficiencia en el cosechado. Además, al estar sellados, se evita el contacto con otras sustancias que podrían contaminar a los organismos contribuyendo así a la pureza de la cosecha.
El dispositivo ya está listo y validado para su aplicación a escala industrial. Distintas empresas que generan biomasa a partir de microorganismos ya se han interesado para implantarlo en sus biorreactores y confirmar que tanto la cantidad como la calidad de su producto mejora.