
Un estudio de investigadores del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC) y de la Universidad de Valencia ha revelado información de gran interés sobre el ectoparásito monogeneo Sparicotyle chrysophrii, que infecta a las doradas (Sparus aurata). Este parásito es uno de los más temidos entre los productores acuícolas en viveros flotantes debido a su alto impacto en la salud de los peces y las significativas pérdidas económicas que provoca.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B, donde se describe el mecanismo de alimentación del parásito adheriendose a las branquias y cómo este ha desarrollado adaptaciones morfológicas que le permiten succionar la sangre de manera eficaz, lo cual le permite crecer y reproducirse, algo que “no se había detallado previamente”.
En general, la presencia del parásito en las granjas de acuicultura causa anemia y debilitamiento general de los peces, aumentando la mortalidad y la necesidad de tratamientos terapéuticos. Sin embargo, el impacto en las doradas varía en función de su tamaño.
Para demostrar la naturaleza hematófaga Sparicotyle, los investigadores han tomado imágenes de parásitos vivos con sangre del tracto digestivo. Los resultados de los cortes histológicos han mostrado la presencia de hemoglobina de la dorada, sugiriendo que puede servir a los parásitos para fines reproductivos como la formación de huevos o embriogénesis.
Además, descubrieron que el parásito no ingiere las células sanguíneas completas, sino que las rompen para succionar la sangre del interior.
Hasta un 30% de pérdida del volumen de las doradas
Los resultados demuestran que, para doradas de talla juvenil, de aproximadamente 30 gramos, recién introducidas en la fase de engorde, las cargas parasitarias elevadas pueden provocar una pérdida diaria de sangre de hasta el 30% de su volumen total, suponiendo un grave riesgo para su salud. En cambio, para peces que ya han alcanzado la talla comercial, 350 gramos, la misma carga parasitaria supondría una pérdida diaria de sangre de sólo el 3% de su volumen total, con el consiguiente menor riesgo para su salud. Sin embargo, como explican, estos peces adultos pueden actuar como reservorios asintomáticos del parásito.
Gracias a esta nueva información, los investigadores pueden mejorar la comprensión de la dinámica de transmisión del parásito en entornos de acuicultura, facilitando la adopción de estrategias de manejo más efectivas que consideren tanto las condiciones ambientales como el ciclo de vida del parásito, ya estudiado previamente.
Por otra parte, los investigadores plantean nuevos estudios donde se determinen los requerimientos nutricionales de hierro de los peces infectados con este parásito para compensar a través de la alimentación una suplementación adicional compensatoria.
Este estudio, financiado a través del programa ThinkinAzul de la Comunidad Valenciana, aporta un enfoque basado en el conocimiento científico que no solo contribuye a proteger la rentabilidad de la producción acuícola, sino que también ayuda a la sostenibilidad ambiental y a la bioseguridad del sector.