El equipo del i3S, Instituto de Investigación e Innovación en Salud de la Universidad de Oporto ha descubierto una nueva cualidad del pez cebra como animal modelo de investigación para comprender algunas dolencias humanas, como el cáncer de páncreas o la diabetes.
El equipo que está lidedrado por el científico José Bessa hizo un descubrimiento “extraordinario” sobre la equivalencia de las funciones en los genomas no-codificantes del páncreas humano y del pez cebra.
Como señalan desde la Universidad de Oporto, el descubrimiento ha sido publicado en la revista científica Nature Communications.
El genoma no-codificante es el 97% del ADN se encuentra principalmente entre los genes en el cromosoma. Aunque durante mucho su función era desconocida, a diferencia de la parte codificante de las proteínas que supone el 3% del total. Actualmente, se sabe que la mayoría de las alteraciones genéticas asociadas a la disfunción pancreática está en regiones no-codificantes del ADN.
Los humanos y los peces tienen un ancestro común por lo que mantienen muchas secuencias genéticas 'conservadas' o similares. Sin embargo, a nivel del genoma no codificante -esa parte del ADN que es tan importante para estudiar enfermedades del páncreas- existe una gran divergencia entre los humanos y el pez cebra, de ahí el término secuencias genéticas “no conservadas”.
Como señala José Bessa, lo importante de este descubrimiento es que ahora sabemos que hay “una equivalencia funcional” entre humanos y pez cebra respecto al genoma no codificante, lo cual es extraordinario, “porque abre el camino para muchos estudios de enfermedades del páncreas” y tendrá “un impacto muy profundo en el estudio de otras enfermedades humanas”.
Para el investigador de i3S, la publicación en Nature Communications es la culminación de varios años de trabajo “en los que nos hemos centrado en comprender cómo el ADN no codificante controla el funcionamiento del páncreas”.
El equipo se centró en “comparar la actividad de regiones no codificantes en células pancreáticas humanas y de pez cebra, lo que nos permitió entender qué secuencias podrían tener una función reguladora equivalente, aunque la secuencia genética fuera diferente”, explica Joana Teixeira, una de las primeras autoras de la obra.
Los investigadores pudieron identificar una secuencia reguladora que afecta el desarrollo del páncreas humano y otra que controla el páncreas del pez cebra. Secuencias diferentes, pero con funciones similares. Con este trabajo, subraya el investigador, “proponemos una nueva forma de identificar elementos reguladores funcionalmente equivalentes, pero no conservados, entre distintas especies, que implica la combinación de ensayos funcionales en modelos animales y en células humanas”.