- Las lubinas de acuicultura están libres de contaminantes ya que se alimentan con piensos naturales, controlados y esterilizados y, por tanto, el riesgo de que acumulen sustancias tóxicas en su organismo por ingesta de microplásticos es mínimo.
- La FAO asegura en un completo informe sobre la presencia de microplásticos en los sectores de la pesca y la acuicultura que la incidencia es mínima
- Consejo Consultivo europeo de Acuicultura señala que el pescado de crianza “está mínimamente afectado por la contaminación marina, los metales pesados y los parásitos”
Está circulado estos días en medios de comunicación de Canarias las conclusiones de un estudio de investigadores del grupo de Ecología de los Organismos Marinos (EOMAR) de IU-ECOAQUA constatando, por primera vez, que la ingesta de microplásticos puede acarrear bioacumulación de contaminantes químicos en los tejidos de los peces del medio marino.
La noticia hace referencia a un artículo que se ha publicado en la revista científica Science of The Total Environment bajo el título “Bioacumulación en lubinas (Dicentrarchus labrax) de aditivos y contaminantes químicos presentes en microplásticos medioambientales”.
No es la primera vez que desde EOMAR de IU-ECOAQUA se relacionan micropláticos y lubinas, y que esta información salta a los medios de comunicación. En una anterior ocasión, concretamente en mayo de 2021, fue con un artículo publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin a través de un estudio que demostraba la ingestión de microplásticos en 83 lubina de acuicultura durante los años 2016 y 2017.
El gerente de APROMAR, Javier Ojeda, en relación a esa información ya mostró su decepción a que “prestigiosos científicos dediquen su tiempo a ser los primeros en documentar la ingesta de plásticos en lubinas cultivadas, como si esta primicia fuera un mérito a destacar”.
A diferencia de lo ocurrido en 2021, y como señalan desde Acuicultura de España - la marca de divulgación de APROMAR -, la utilización de lubinas de este nuevo estudio científico se ha debido “exclusivamente” a la necesidad de contar con un animal modelo de experimentación, “que fuera sencillo de mantener y manipular en condiciones de acuario de laboratorio”.
Concretamente, el estudio se llevó a cabo durante los meses de septiembre y octubre de 2019 con 180 lubinas de un peso medio de 80 gramos cultivadas en las instalaciones del Instituto ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Como señalan los investigadores, la lubina ha sido la especie seleccionada por la posibilidad de producirla a partir de huevos eclosionados en las instalaciones del Instituto, y por tanto, "no han estado en contacto con microplásticos en el medio natural".
El experimento se llevó a cabo durante 60 días, ya que, como señalan, "es el tiempo necesario para que este pez duplique su peso".
La coincidencia con ser una de las especies de acuicultura más cultivadas en España, señalan desde APROMAR, “es casual y no tiene ninguna implicación con los resultados del trabajo”, señalan.
Los peces de granja alimentados con piensos están controlados y no se exponen a la cadena trófica marina como sí ocurre con los silvestres. La doctora Alicia Herrera, investigadora del grupo Eomar del IU-Ecoaqua, y autora ambos estudios, explica que los microplásticos son un vector de llegada de sustancias nada deseables, como pesticidas, DDT, policlorobifenilos (PCBs), y retardantes de llama bromados (BDEs).
Cuanto mayor es la exposición de los peces a estas sustancias, mayor es su peligro de que nos las encontremos en partes como el hígado. De ahí, añade Herrera, "que los peces que pasan menos tiempo en el mar y no han sido alimentados con lo que se encuentra en las aguas marinas no presenten contaminantes derivados de los plásticos”.
La investigadora avisa que "es importante poner el foco en la solución de los problemas ambientales que nos encontramos, pero sin perder de vista que los pescados son una de las mejores opciones a la hora de alimentarnos”.
En el caso de los pescados de acuicultura, señalan desde Acuicultura de España, el origen español es garantía de que nos encontramos antes un pescado que ha pasado los más estrictos controles de seguridad y calidad alimentarios. Los contrastados beneficios nutricionales de sus ácidos grasos saludables, proteínas, vitaminas y minerales, que “suplen con creces el riesgo casi nulo de encontrarnos trazas de sustancias contaminantes”.
Los peces de acuicultura están sometidos a estrictos controles
Como recuerdan desde Acuicultura de España, todos los alimentos disponibles en los mercados españoles “están sometidos a estrictos controles por parte de las administraciones públicas y las propias empresas productoras, asegurando su total salubridad”.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), añaden, marcan los límites máximos de presencia de cualquier contaminante, garantizando que los alimentos sean totalmente inocuos para los consumidores. En caso necesario se publican incluso recomendaciones de consumo, como recuerdan.
Una afirmación que también es defendida desde el Consejo Consultivo europeo de Acuicultura que pone el foco en la evidencia científica que señala que el pescado de crianza “está mínimamente afectado por la contaminación marina, los metales pesados y los parásitos”.
Referencias:
Stefanie Reinold, Alicia Herrera, Francesco Saliu, Carlos Hernández-González, Ico Martinez, Marina Lasagni, May Gómez. Evidence of microplastic ingestion by cultured European sea bass (Dicentrarchus labrax). Marine Pollution Bulletin, Volume 168, 2021, 112450, ISSN 0025-326X. https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2021.112450
Alicia Herrera, Andrea Acosta-Dacal, Octavio Pérez Luzardo, Ico Martínez, Jorge Rapp, Stefanie Reinold, Sarah Montesdeoca-Esponda, Daniel Montero, May Gómez. Bioaccumulation of additives and chemical contaminants from environmental microplastics in European seabass (Dicentrarchus labrax). Science of The Total Environment, Volume 822, 2022, 153396, ISSN 0048-9697 https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2022.153396
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