Foto archivo: ControlShrimp
La hibridación del vigor en langostinos (Litopenaeus vannamei), una técnica de mejora genética consistente en cruzar individuos de diferentes cepas o linajes genéticos para generar descendientes que superen a sus progenitores en rasgos clave como el crecimiento, la supervivencia y la resistencia a enfermedades, se ha convertido en una herramienta fundamental en la acuicultura de esta especie.
Esta técnica, también conocida como heterosis, aprovecha la mayor diversidad genética en los híbridos para mejorar su rendimiento en condiciones de cultivo, contribuyendo así a una mayor productividad y sostenibilidad en la industria.
Para maximizar esta heterosis, investigadores de del Instituto de Investigación de Pesca de Fujian, en China, llevaron a cabo un experimento con cuatro cepas seleccionadas de Litopenaeus vannamei.
Los resultados mostraron que los híbridos derivados de los cruces entre las cepas presentaron una mejora significativa, con un aumento del 16,52% en la tasa de supervivencia y un 18,93% en el crecimiento, en comparación con los padres originales.
Este enfoque ha generado valiosos recursos genéticos para futuros programas de cría, mejorando no solo los rasgos de supervivencia y crecimiento, sino también la viabilidad económica del cultivo de langostinos.
¿Qué condiciones deben darse para aplicar este método?
Para poder aplicar este método debe mantenerse la diversidad genética, un conocimiento profundo de los rasgos deseados, instalaciones adecuadas, y un seguimiento preciso de los resultados para optimizar su éxito en mejorar la productividad y sostenibilidad, especialmente en acuicultura.
Es importante que esta hibridación no afecte la capacidad reproductiva de los langostinos. En algunos casos de otros estudios se han reportado problemas de fertilidad o cambios en su comportamiento reproductivo, lo que puede limitar a largo plazo el programa de cría.
También es importante adaptar las características deseadas a la resistencia a enfermedades específicas como el síndrome de la mancha blanca o el síndrome de Taura.
Estos híbridos deben desempeñarse de manera deseada en sistemas de cultivo comerciales como los sistemas intensivos, semiintensivos o de biofloc.
Además de mejorar el rendimiento productivo, debe tener impacto positivo en la calidad final del langostino en atributos como el sabor, el contenido nutricional y la textura de la carne, entre otros.
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