En una granja salmones en Sauerland, Alemania, se dio un suceso como poco extraño cuando los operarios observaron que los peces de uno de los tanques donde había juveniles comenzaron a tener un comportamiento errático, como si estuvieran locos, intentando salir del agua.
Tras los análisis de alta precisión encontraron pequeñas concentraciones de productos fitosanitarios y pequeños residuos de medicamentos, nada inusual. Sin embargo, lo que sí llamó la atención de los funcionarios del departamento de ecología pesquera y acuicultura es que en el agua había cocaína y su producto de la degradación, benzoilecgonina.
El caso, aunque ha salido ahora a la luz ocurrió en junio de 2020 tras formar parte de un informe anual de la Agencia Estatal de Medio Ambiente que ha titulado este capítulo como “salmón en coca”. En informe indican que no se puede descartar que este comportamiento se deba a la presencia de esta sustancia estupefaciente en el agua.
La buena noticia es que al día siguiente desapareció la sustancia del agua y los peces volvieron a mostrar un comportamiento normal. Probablemente, señala el medio alemán DWR, “no sufrieron ningún daño permanente en su viaje con las drogas”.
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