El cormorán pone al borde del colapso a la acuicultura en la Bahía de Cádiz
Como antesala a la conferencia online en el Parlamento Europeo para abordar la problemática del cormorán en los ríos, lagos y zonas estuáricas de Europa, el pasado viernes la Universidad de Cádiz acogió una jornada que escenifica el problema a nivel local, y que es especialmente preocupante para la viabilidad de la actividad acuícola extensiva, tal y como se pudo comprobar.
Según datos aportados por el investigador de la Universidad de Cádiz, Gonzalo Muñoz Arroyo, en la Bahía de Cádiz invernan alrededor de 1 500 cormoranes – 10 000 aves en todo el litoral andaluz -, cantidad suficiente para acabar con el 15% de la producción de peces en los esteros. Por otro lado, un dato destacable es que la Bahía no es zona de reproducción de la especie, por lo que el control se debe hacer en otras zonas del Este de Europa.
Los piscicultores disienten de los datos aportados, ya que consideran que las pérdidas pueden alcanzar al final del invierno el 100% de la producción.
Los representantes de la delegación provincial de Desarrollo Sostenible admitieron que el problema de las pérdidas económicas de la especie es “importante”, y por eso, señalan, “están abiertos a escuchar experiencias, propuestas e ideas innovadoras y, de manera conjunta con el sector de la acuicultura, su viabilidad. Por otra parte, las soluciones propuestas deben ser “selectivas y compatibles con la conservación” de otras especies.
Contra los cormoranes se han probado todo tipo de medidas disuasorias: cañonazos, láseres, aves de cetrería como las que se usan en los aeropuertos para ahuyentar los pájaros durante los despegues de los aviones e incluso drones. Sin embargo, ninguna parece ser suficientemente para acotar, que no acabar con el problema.
Las más efectivas, y que suponen un sobrecoste para los productores están relacionadas con el uso de redes de protección y los disparos. Sin éstas, un estero puede llegar a perder todos los peces a final del invierno, según explicó Salvador Algarín experto en producción acuícola en sistema de esteros durante su intervención en la jornada.
Algarín explicó cómo han ido evolucionando las medidas de protección contra el impacto de estas aves y evitar pérdidas masivas. Sin embargo, el coste de la inversión solo es asumible para los sistemas semi-intensivos de producción que, interviniendo en la compra de redes pueden llegar a obtener supervivencias de 80%.
Los costes no son nada despreciables, en el supuesto de una granja semi-intensiva de tamaño medio para la producción de 3 000 toneladas de pescado se requieren costes que rondan los 150 000 euros. Además, cada cuatro años estas redes deben ser renovadas.
Por eso, lejos de que el problema esté en vías de solucionarse, está haciendo desaparecer pequeñas explotaciones, argumentó en su intervención Alfonso Macías, técnico de la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía (ASEMA). Y lo que se peor para Macías, las colonias de cormoranes se están trasladando y extendiendo hacia otras zonas del litoral Sur Atlántico portugués donde hasta ahora se habían mantenido “libres” del impacto de estas aves.
Por eso, la propuesta de academia, empresa y administración pasa por soluciones innovadoras y sostenibles. Los expertos coinciden en que se debe encontrar una solución que permita la convivencia de estas aves con la actividad acuícola ya que esta es la única que garantiza una explotación sostenible de los recursos que ofrece el entorno. Sin pescado no habrá otras actividades asociadas como el turismo o la restauración.
Un consenso en la innovación de las soluciones, pero discrepan en quienes tienen que soportar la carga de los costes. Para los investigadores y ambientalistas, las pérdidas del 15% de la producción deben ser asumida como parte del privilegio de estar en este entorno natural, frente a los piscicultores que solicitan que se aplique la normativa europea en materia de compensación ecosistémica y que viene recogida en el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP 2014-2020). Según estos, dentro de los servicios medioambientales prestados por el sector de la acuicultura se deben poner en marcha los mecanismos de compensación de costes previstos para que perciban una compensación anual por los costes adicionales y el lucro cesante.
Un problema europeo que afecta a pescadores y acuicultores de toda Europa
La población de cormoranes que habitan la Unión Europea es capaz de hacer desaparecer cada año 330 000 toneladas de pescado de los ríos, estuarios y esteros litorales, una cantidad que supera la producción piscícola de España, Francia, Italia, Alemania, Hungría y la República Checa juntas.
Un problema del que vienen alertando pescadores y acuicultores europeos desde hace años y que no solo supone un problema económico y social, también pone en riesgo la biodiversidad y la sostenibilidad de los ecosistemas.
Cada una de estas aves acuáticas suliformes engullen al día hasta medio kilo de pescado, gracias a su gran capacidad predadora para capturar los peces zambulléndose hasta 10 metros bajo el agua.
El cormorán grande (Phalacrocorax carbo) es, con seguridad, la especie más extendida y puede encontrarse en láminas de agua dulce y costas de todo el mundo. En muchas regiones europeas, esta especie ha aumentado considerablemente, ejerciendo una fuerte presión sobre la pesca, la acuicultura y la biodiversidad, con fuertes impactos económicos y sociales para pescadores y piscicultores.
Para abordar esta problemática, el Comité de Pesquerías del Parlamento Europeo ha organizado una vídeo conferencia que dará voz a la academia, la empresa y el ambientalismo.
Como recuerdan desde el Parlamento Europeo, se trata de una especie protegida por la “Directiva de aves” 2009/147/EC, y como tal, su gestión solo puede permitirse bajo condiciones “muy estrictas”. Sin bien, como recuerdan, el marco legal brinda a los Estados miembros la flexibilidad de establecer excepciones a la protección estricta.
En la práctica, la gestión de los cormoranes es un ejercicio complejo, incierto desde el punto de vista jurídico y costoso, que traslada a los operadores económicos, como los pescadores y los acuicultores, los costos de tratar con poblaciones de cormoranes en constante crecimiento.
Desde 2008, la Comisión Europea se ha negado a establecer un plan de gestión a escala de la UE, como solicitó el Parlamento, con consecuencias nefastas para los operadores de acuicultura, la pesca y las especies de peces amenazadas.
El objetivo de la jornada es hacer visible el problema e intentar buscar el encuadre entre el cormorán y la acuicultura para que ambas partes puedan coexistir.