Los recortes de pescado de la industria transformadora pueden tener una segunda vida en la nutrición piscícola gracias a los prometedores resultados del hidrolizado de proteína. Este hidrolizado puede obtenerse por métodos químicos, enzimáticos y microbiológicos y, según el proceso, los aminoácidos y los péptidos que se obtengan tendrán una alta digestibilidad, rápida absorción e importante actividad biológica.
Los hidrolizados de proteína de pescado destacan especialmente por su alto potencial bioactivo y de mejora del rendimiento productivo. Su inclusión, mejora positivamente la resistencia al estrés y las enfermedades en peces como la dorada, la lubina o el lenguado.
Estas son algunas de las conclusiones de los estudios que se están presentando en el Simposio Internacional sobre nutrición de peces y piensos que se celebra estos días en Sorrento, Italia. En estos trabajos se aporta evidencia científica sobre la idoneidad de esta proteína circular y que permitirá alcanzar algún día el desperdicio cero.
Sin embargo, este potencial depende de la especie y grupo de especies que se empleen para su hidrolizado, ya que viene determinada por el perfil de aminoácidos del recorte utilizado. Además, a nivel tecnológico es importante el grado de hidrólisis que se alcance para determinar la eficiencia biológica en los peces, principalmente en las primeras etapas de desarrollo.
Entre las propuestas se presentan trabajos que van en la línea de introducir estos hidrolizados proteicos en las dietas de larvas por sus demostradas mejoras significativas en el peso, gracias a la mayor la digestibilidad y la maduración temprana del tracto digestivo de los peces que en los primeros estadios están inmaduros.
Otros trabajos presentan evidencia sobre la oportunidad de reducir el contenido de harina de pescado o harinas vegetales con pequeños contenidos de hidrolizado de proteína.