Cada año en Europa se producen 8 millones de toneladas de subproductos de la industria cervecera que terminan como residuo por la falta de aplicaciones. De este total, 7 millones de toneladas corresponden a bagazo, los restos de la cebada que se usa para la elaboración de la cerveza, y 1 millón de toneladas a la levadura.
Ahora, gracias a los avances realizados en el proyecto Life Brewery se han testado nuevas dietas basadas en el bagazo y la levadura para acuicultura que mejoran sostenibilidad de la industria cervecera. A su vez, la acuicultura también se ve beneficiada al poner sobre la mesa nuevos ingredientes circulares complementarios a los que ya están a disposición del sector.
Life Brewery está liderado por el Centro Tecnológico AZTI, y en el mismo participa el IRTA.
Durante el proyecto se han testado estos ingredientes en varias especies piscícola, entre ellas la dorada. El último estudio se ha realizado con trucha arcoíris y los resultados han sido expuestos en Frontiers in Marine Sciences.
El bagazo, como explica al respecto David San Martín experto de AZTI y coordinador de la investigación, es un residuo que surge durante la producción de cerveza rico en proteínas y fibra, así como en lípidos minerales, vitaminas y otros compuestos bioactivos. Que, además, “ha demostrado una gran digestibilidad”.
En el estudio recientemente publicado, señala, hemos probado diferentes formatos de estos subproductos, tanto en seco como hidrolizados. Y, además, “los hemos comparado con las propiedades nutricionales de una levadura comercial seca y otra hidrolizada”.
Los piensos experimentales se elaboraron con un 20% de levadura (Saccharomyces cerevisiae), un 15% de bagazo procedentes de la fábrica de cervezas Mahou San Miguel, localizada en Lérida. Los piensos fueron elaborados con un 15% de harina de pescado al igual que la dieta control. Lo que se buscó fue sustituir otros ingredientes vegetales, como la soja o el gluten de trigo.
Los peces crecieron de forma similar a los piensos comerciales sin que ello afectara a su calidad y salud. Comprobamos que los piensos experimentales dieron como resultado una conversión alimentaria “significativamente menor” para los piensos control y grano empleado, así como una composición similar para el músculo de la trucha y una digestibilidad de proteína entre el 87 y 89% sin diferencias con la levadura comercial.
Por eso, y en base a estos resultados, la recomendación es que se puede incluir hasta un 20% de levadura y un 15% de el bagazo en los piensos.
Estos subproductos industriales, que se producen en gran cantidad en Europa pueden ser una buena fuente para reducir el uso de ingredientes no circulares en acuicultura, disminuir considerablemente los costes de producción y aumentar la sostenibilidad de ambos sectores, ya que también permitirá a la industria cervecera valorizar subproductos que actualmente no tienen un uso comercial.