
Los piscicultores italianos, al igual que los del resto de Europa, vienen de sufrir el impacto de las subidas de las materias primas y la energía. Ahora, se le suma la exposición de su sector al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Como señalan, desde que se produjo la invasión rusa a Ucrania han visto como se han limitado las exportaciones de producto fresco y de nicho, como puede ser el caviar, del que el país transalpino es uno de los principales productores en la UE.
Igualmente, añaden, la exportación de productos a Rusia también se ha parado a causa del embargo.
Por si esto fuera poco, señalan, el notable incremento del precio del gas natural, “incide drásticamente de manera directa en el coste de la energía eléctrica, sobre los costes de los combustibles para la maquinaria y la navegación”.
En una estimación rápida, la Asociación de Piscicultores Italianos (API) estima que este incremento de costes es de, al menos, 25% en el caso de la producción de trucha arcoíris y granjas en mar abierto, y del 40% en instalaciones con un alto uso de energía, como los centros de reproducción y preengorde de peces. El coste final del producto cuando sale de la granja se estima ha subido, según la tipología del negocio, entre 0,4 y 0,6 euros el kilogramo como mínimo y 1,2 a 1,7 euros el kilogramo en el peor de los casos, que no ha venido seguido de un aumento acorde con el precio de venta.
Esta situación ya ha sido expuesta al ministro de Política Agrícola, Stefano Patuanelli en un encuentro celebrado el pasado 17 de marzo, junto con la solicitud de una serie de demandas a corto y medio plazo que pasan por solicitar a la Comisión Europea que autorice a los Estados miembro ayudas de minimis.
Que el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP) brinde su apoyo para compensar a los operadores de acuicultura con los costes adicionales. Y, en tercer lugar, que se facilite el acceso para que las granjas de acuicultura reciban financiación para la producción de energía a partir de fuentes renovables, debiendo estar garantizados, además, modos de intercambio como las “comunidades energéticas”.
Al mismo tiempo, añaden, que las concesiones acuícolas estén autorizadas para producir energía a través de las distintas opciones que existen, es decir, hidroeléctricas, fotovoltaica, biomasa o eólica.