OPINIÓN

Los tiempos cambian. ¿Qué buscan ahora los consumidores del pescado y marisco?

Cada vez trabajamos y estamos más tiempo en el hogar, por eso hay que diversificar en formatos que mejoren la experiencia en este ámbito.

Nuevos consumidores, milennials

Si predecir el futuro nunca ha sido fácil, desde que apareció la pandemia en nuestras vidas cada vez es más difícil poder saber cómo actuarán los consumidores en la próxima década.

En lo que respecta a los productos del mar, el impacto más importante se produjo en 2020 con el cierre del canal HORECA y la diversificación forzada de algunas empresas productoras hacia el canal minorista.

El hogar cobra cada vez más importancia, tanto para el trabajo como para el ocio. Si bien 2020 fue el peor año para consumir en la calle, 2021 no llegó a recuperar las rutinas pre-pandémicas y, tampoco se consolidaron las nuevas a corto plazo, aunque sí se están construyendo nuevos hábitos de consumo más flexibles con nuevos formatos, sobre todo, que mejoren la experiencia en el hogar.

En estos dos últimos años, el consumidor ha invertido en su hogar y quiere compartirlo en familia y con amigos, lo que ha hecho que aumenten las nuevas opciones de consumo: reparto a domicilio, productos gourmet, ofertas gastronómicas con cata online, entre otras.

Ahora, el sector primario está cobrando mayor valor y con el conflicto bélico en el Este de Europa se ha puesto de manifiesto que la soberanía alimentaria también es un asunto del que nos tenemos que preocupar en Europa.

Los consumidores cada vez más concienciados con el cambio climático, no obstante, estaban acostumbrados a llegar al lineal y elegir el producto deseado, sin expresar por lo general una gran preocupación sobre cómo se producen los alimentos que consumimos. El proceso y el granjero han estado invisibles los años anteriores de la pandemia, y con la invasión rusa de Ucrania y la huelga del transporte se han comenzado a visibilizar la importancia de contar a nivel local con proveedores de alimentos y se ha puesto de manifiesto la probabilidad real de que se produzcan interrupciones del suministro como algo plausible.

La pesca hace tiempo que alcanzó su límite máximo productivo, sin embargo, el común de los consumidores desconoce este hecho y sigue dando más valor al pescado silvestre frente al cultivado por una cuestión de “calidad” y porque piensa que es local y abundante. Es el momento de llamar la atención sobre el hecho de que la pesca extractiva hace ya tiempo que alcanzó el límite, y ahora, la forma de seguir disfrutando del pescado y marisco debe venir de la acuicultura, pero huyendo de un mensaje catastrofista del tipo de que “no hay más remedio”. Se debe hacer desde la mirada constructiva, por el bien de la comunidad azul, la sostenibilidad del planeta y la soberanía alimentaria.

El nuevo consumidor primará más la funcionalidad que el disfrute de lo que come, y en este sentido, el pescado también es fuente de salud reconocida.

Te puede interesar

Roma 28/01/2022 | Países como Chile, Ecuador o Noruega producen grandes volúmenes de alimentos acuícola y están poco diversificados

Los relatos que se están construyendo desde Europa, primando la Economía Azul sobre la Comunidad Azul están llamados a fracasar a escala local.

El pescado de estero busca destacar por sus valores de producto sano, kilómetro cero y respetuoso con el medioambiente