La producción acuícola mundial alcanzó en 2020 los 122,6 millones de toneladas con un valor de 281 500 millones de dólares, impulsada en gran medida por Chile, China y Noruega, y una demanda mundial creciente. Cifras récord que no pasan desapercibidas para Mattias Halwart, jefe del equipo de procesos globales y regionales para la acuicultura sostenible en la FAO.
El experto de la FAO considera que la acuicultura sostenible es “fundamental si queremos satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos acuáticos”. Pero para que este crecimiento sea sostenible, señala, se debe hacer a través de una “gestión responsable de los recursos naturales, la minimización de los riesgos ambientales y la garantía de que los beneficios de la acuicultura se distribuyen equitativamente”.
Salvo África, que es la única región donde se está viviendo con preocupación “la alarmante disminución de la disponibilidad de productos acuáticos per cápita” y en Egipto y Nigeria donde se ha reducido la producción, en el resto de regiones está creciendo. En este contexto Asia sigue siendo el mayor productor, acaparando el 91,6% del total.
Como señala el experto, en la década de los noventa del siglo pasado, la acuicultura era bastante pequeña en comparación con la pesca. Ahora, añade, “la historia es completamente diferente”. Cada segundo, explica, el pescado que termina en nuestra mesa proviene de la acuicultura y, alrededor del 50% de los alimentos acuáticos se cultivan. El sector ha cobrado mucha más importancia y todo apunta a que esta tendencia va a continuar.
Cualquier sector que crece rápidamente como el de la acuicultura debe enfrentar desafíos de todo tipo, incluidos los medioambientales. En muchos países, señala Mattias Halwart, la acuicultura comercial se está desarrollado sin una legislación nacional específica y con un apoyo institucional limitado. En otros países, las leyes y reglamentos están fragmentados entre varias instituciones y agencias.
Esto puede crear obstáculos burocráticos para los acuicultores que necesitan múltiples permisos y licencias, especialmente si el marco regulatorio no está armonizado. La pregunta es cómo proporcionar un marco propicio en cualquier país para hacer que la acuicultura crezca de manera sostenible.
Las Directrices sobre Acuicultura Sostenible (GSA, por sus siglas en inglés) de la FAO, y en la que está involucrado Mattias Halwart, busca desburocratizar el desarrollo de la actividad a través de marcos legales e institucionales “sólidos y exigibles” y que son, “fundamentales si queremos crear el entorno adecuado para el crecimiento sostenible de la acuicultura y permitir que el sector optimice su contribución a los objetivos de los Miembros”.
Los sistemas de acuicultura mejorados también requieren más innovaciones técnicas, con un enfoque en las mejoras genéticas en los programas de reproducción, alimentos, bioseguridad y control de enfermedades, junto con políticas e incentivos coherentes a lo largo de toda la cadena de valor.
El proyecto de Directrices propone un enfoque holístico de la gobernanza de la acuicultura para abordar las complejidades del sector, a saber, la inmensa diversidad de especies cultivadas, sistemas de producción, sitios, prácticas y ecosistemas.
Como explica, la FAO ha estado trabajando desde 2017, a través de procesos consultivos globales y regionales, en la identificación de iniciativas exitosas en apoyo de la acuicultura sostenible y su compilación en el borrador de GSA.
Como parte del proceso, la FAO ha convocado una serie de consultas formales. Primero, una consulta de expertos proporcionó el alcance y los temas clave, que se refinaron aún más a través de siete consultas regionales, antes de que el documento regresara para una segunda consulta de expertos. Durante estas consultas, los representantes gubernamentales discutieron y negociaron el texto, asegurando que todos los puntos de vista y prioridades nacionales y regionales fueran incorporados y acordados.
El borrador de GSA se extrajo de estos aportes y se presentó para su discusión en la 11ª Sesión del Subcomité de Acuicultura. Desde entonces, el COFI ha pedido a la FAO que finalice el GSA para el 12.º período de sesiones de marzo de 2023. Actualmente se encuentra abierta una versión revisada para recibir comentarios, que será revisada por un grupo de trabajo de miembros interesados antes del próximo período de sesiones.