En lo que va de 2024, los precios han descendido más del 10% para dorada y trucha, comparado con el año anterior. Esta reducción es más notable en la dorada, con precios un 11,12% más bajos en comparación con agosto de 2023, y en la trucha arcoíris, con reducciones que oscilan entre el 11,23% y 11,58% dependiendo de la variedad blanca y asalmonada.
Los precios de los piensos se encuentran a niveles similares a 2021, tras haber alcanzado un pico en 2022 y comenzar a descender desde mediados de 2023. La diferencia ahora es que la tendencia es a la baja, mientras que en 2021 la tendencia era al alza por el aumento de los costes de las materias primas y el impacto de la pandemia en las cadenas de suministro, y posteriormente las distorsiones en los mercados por la invasión rusa de Ucrania.
Si bien los precios han seguido bajando de manera sostenida, el ritmo de la disminución parece estar estabilizándose en los últimos meses. Por ejemplo, las reducciones de precios entre junio y julio de 2024 fueron menores comparadas con meses anteriores, lo que podría indicar una ralentización de la tendencia a la baja.
Esto se debe principalmente a la estabilización de los precios de las materias primas, como los cereales y la harina de soja, los mayores volúmenes de harina y aceite de pescado, y la apreciación del euro frente al dólar que permite la importación en mejores condiciones.
También ha ayudado la recuperación económica y el aumento del turismo en España, dos condiciones que animan a observar de forma positiva la evolución del consumo de pescado, especialmente de la categoría premium, lo cual podría ayudar a estabilizar o incluso revertir la tendencia de los precios de los piensos a mediano plazo.
A pesar de que estamos ante un panorama favorable, los precios de los piensos de acuicultura no han tenido un descenso homogéneo ya que suelen estar sujetos a factores externos como la volatilidad de las materias primas y las tensiones geopolíticas.
A pesar del moderado optimismo que se pueda tener al respecto, los precios se encuentran un 30% más altos que el mínimo histórico alcanzado en 2017, lo que hace poco factible que a corto plazo ocurra una caída significativa que haga que se vuelvan a encontrar a esos niveles.
El uso de soja no transgénica que es más cara y menos disponible, es otro factor a tener en cuenta y que afecta particularmente a la acuicultura europea, y podría impedir en el futuro que las reducciones de precios sean menos pronunciadas que en otros sectores agropecuarios que utilizan la versión transgénica.
Otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que existe disparidad entre los precios oficiales y los reales ya que los primeros son estimaciones.
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