Organizaciones como la Fundación Española del Corazón, o en Estados Unidos de América, la American Heart Association apoyan los resultados de las numerosas investigaciones que respaldan desde hace años la importancia de alimentarse de productos acuáticos en la promoción de la salud cardiovascular.
Uno de los principales atributos, aunque no el único, es que determinados pescados y mariscos, muchos de ellos de acuicultura, son ricos en grasa poliinsaturada omega-3 del tipo EPA y DHA.
Recientemente, un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad Demócrito de Tracia en Grecia, publicado en la revista Nutraceuticals, revela nuevos datos sobre las poderosas propiedades cardioprotectoras de ciertos alimentos clasificados por los investigadores como "funcionales", incluidos pescados como el salmón y las sardinas. Según los hallazgos, estos pescados no solo mejoran los niveles de colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad), sino que también optimizan su funcionalidad en el cuerpo.
El estudio viene a proporcionar evidencia adicional que refuerza algo que ya se sabía. El consumo regular de estos productos acuáticos mejora el transporte inverso de colesterol, un proceso clave que ayuda a eliminar el colesterol de las arterias, transportándolo al hígado para su eliminación. Este mecanismo reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis, y apoya la prevención de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Los ácidos grasos omega-3, presentes en estos alimentos, también poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que favorecen la salud de los vasos sanguíneos, reduciendo la inflamación y el estrés oxidativo, factores críticos en el desarrollo de enfermedades cardíacas. El estudio agrega valor a estos datos sobre los beneficios de estos alimentos que superan los efectos de tratamientos farmacológicos tradicionales en algunos casos, al mejorar tanto la cantidad como la calidad del colesterol HDL.
Además de los pescados grasos, las emulsiones de aceite de pescado que se venden en forma de cápsulas de omega-3 también han demostrado ser efectivas, según la investigación, al mejorar las subfracciones de HDL anti-aterogénicas y reducir las subfracciones pro-aterogénicas, lo que protege de manera más efectiva contra los trastornos cardiovasculares. Lo que viene a decir que previenen o reducen la formación de placas en las arterias.
En definitiva, este nuevo estudio refuerza las recomendaciones de incluir productos acuáticos ricos en omega-3 en la dieta, destacando su rol no solo en la regulación del colesterol, sino también en la protección integral del sistema cardiovascular.
Para las personas preocupadas por la salud del corazón, los alimentos como el salmón, la trucha, la dorada, la lubina, la corvina, el lenguado, el rodaballo y, como no las sardinas y otros pescados grasos se perfilan como una opción natural y efectiva para reducir el riesgo de enfermedades del corazón de manera preventiva y segura.