La acuicultura está en una constante evolución para satisfacer la demanda de productos acuáticos de alta calidad nutricional con la mayor sostenibilidad posible. En ese camino es fundamental y prioritario el papel de los fabricantes de piensos para acuicultura que están siempre en la búsqueda de nuevas tecnologías que les permita ser más sostenibles y, por tanto, hacer más sostenibles al sector.
Para ello, se están teniendo en cuenta nuevas materias primas noveles que mejoren el rendimiento de los cultivos de peces en un entorno climático cambiante. Estas materias primas deben ser, además de nutricionalmente significativas, producidas con el menor consumo de recursos. Dentro de las posibilidades que se presentan en los próximos años, los insectos jugarán un papel importante tanto por su gran potencial nutricional, amplia aplicación en especies acuícolas, como por una relativa facilidad para ser producidos a gran escala haciendo un consumo mínimo de agua o tierra de labor. La producción de insectos, en términos de sostenibilidad destacan también por tener una relativa baja huella de carbono y no competir con la alimentación humana directa.
Para obtener más respuestas al respecto del futuro papel de los insectos en la nutrición acuícola, misPeces ha entrevistado a Sara Magalhães, gerente técnica comercial de SORGAL, compañía que distribuye sus piensos a través de la marca AQUASOJA, quien nos explica cómo todas estas razones hacen que los insectos hoy en día sean vistos como "una de las fuentes de proteína animal más prometedoras y sostenibles”.
Como explica Sara Magalhães, Aquasoja participa en los más importantes encuentros entre industria y academia, el último fue hace unos meses en Sorrento, Italia, en el XX Simposio de Nutrición de Peces y Piensos, en el que se evidenció la gran cantidad de trabajos que se están realizando sobre insectos y que apuntan a esta materia prima novel como “la estrella” de la industria para los próximos años.
Entre las ventajas a destacar de los insectos, según Sara Magalhães, se encuentran su alto contenido en proteína y aminoácidos esenciales bien equilibrados para los requerimientos de los peces, que se asemejan a los de la harina de pescado. También destacan por el alto contenido de lípidos, y son una buena fuente de vitamina B12 y minerales biodisponibles como el hierro y el zinc.
La harina de insecto contiene también carbohidratos con propiedades bioactivas; ácidos grasos y péptidos antimicrobianos con propiedades probióticas; así como antioxidantes que promueven la salud y mejoran la resistencia a los microbios.
Sin embargo, la composición de los insectos varía en función de la especie, el estado de desarrollo y el método de crianza, o el método de procesado de la biomasa para la producción de proteína. Por eso, es importante seguir afinando en el conocimiento antes de dar el salto a la escala comercial.
Avanzando en el mejor conocimiento de las especies de insectos y los peces que alimentar
Sara Magalhães nos explica que en Aquasoja vienen estudiando las harinas de insectos desde 2016. Comenzaron con un proyecto europeo que tenía como objetivo evaluar ingredientes de origen animal terrestre, incluidos los insectos. Los estudios se dirigieron a conocer los efectos de la inclusión de estos ingredientes en piensos para juveniles de lubina (Dicentrarchus labrax). Más adelante, se incorporó la corvina (Argyrosomus regius), otra especie de interés acuícola comercial.
De las cinco especies de insectos autorizadas en Europa para alimentación de peces, los estudios de Aquasoja se han centrado en mosca soldado negra (Hermetia illucens) y gusano amarillo (Tenebrio Mollitor) por ser las más prometedoras en términos nutricionales y por ser aquellas para las cuales parece existir mayor conocimiento respecto a su producción a mayor escala.
Aunque las dos especies de insectos son prometedoras, Sara Magalhães destaca el gusano amarillo por tener más proteínas y grasas de interés para los peces. Los resultados obtenidos en los ensayos de digestibilidad en juveniles de lubina, comparando harina de mosca soldado negra y gusano amarillo entera o desengrasada a 20%, mostraron mejores resultados de digestibilidad total de los aminoácidos esenciales para cubrir los requerimientos nutricionales de la lubina con el gusano amarillo.
En esta especie, añade, en base a los resultados obtenidos en los estudios de rendimiento productivo, integridad intestinal, metabolismo de los nutrientes y calidad de la carne, se podría ir incluso a inclusiones de 36% de harina de gusano amarillo desengrasado sin que esto produzca “impacto en los parámetros productivos y de calidad de carne”, lo que permitiría sustituir hasta el 80% de la harina de pescado.
Sin embargo, en inclusiones más altas de 60%, donde se alcanza la sustitución total de harina de pescado, se ha observado un descenso en el ratio de ácidos grasos Omega-3/Omega-6, lo que debe ser tenido en cuenta. Aunque como recuerda Magalhães, el contenido de Omega-3 del tipo EPA y DHA en el pescado analizado siempre estuvo “en niveles recomendados para una dieta cardiosaludable de los consumidores”. Por lo tanto, la recomendación es ir a los niveles de 36% e ir escalando a medida que se pueda ir mejorando el conocimiento.
El caso de la corvina, señala, es algo diferente. Las inclusiones óptimas observadas son menores, “posiblemente producto de las características particulares de la especie”. Con una inclusión del 20% de harina de mosca soldado negra, se puede reemplazar hasta 35% de harina de pescado, y “los parámetros siguen siendo óptimos”. No obstante, aclara, en este caso la recomendación actual es incluir un 10% de harina de insecto, el equivalente a 17% de harina de pescado, ya que sería “lo mejor en términos de calidad del pescado, en lo que respecta a lo perfil de ácidos grasos”.
Entre los aspectos a trabajar en los próximos años están la necesidad de establecer los sustratos que son óptimos para producir insectos de forma sostenible, lo que implicará probablemente cambios normativos a nivel europeo; y trabajar en ciertas flaquezas que presenta esta materia prima, como es el caso de la presencia de quitina, un carbohidrato que se encuentra en el exoesqueleto de los insectos, que en pequeñas cantidades puede resultar beneficioso por sus factores antimicrobianos e inmunoestimulantes, mientras que a partir de cierta cantidad presenta efectos antinutricionales.
Si se quiere mejorar los niveles de inclusión de insectos, destaca, se deberá trabajar en aditivos que compensen estos efectos antinutricionales con la inclusión, por ejemplo, de enzimas quitinasas.
Por otra parte, debido a los actuales altos costes de esta materia prima, y mientras no se pueda mejorar este aspecto, se pueden plantear estrategias destinadas a fabricar piensos funcionales con un objetivo de mejora del bienestar animal específico ante situaciones de estrés.
Por último, señala, esperan incorporar en sus estudios otras especies piscícolas con alto interés comercial como la dorada (Sparus aurata).
Como señala Sara Magalhães, por el momento los insectos “no son una realidad comercial” para las especies piscícolas mediterráneas ya que aún hay que afinar muchos factores relacionados con el coste de la materia prima y la estandarización de la calidad nutricional de la producción de harina de insectos. Pero sí destaca que son unos ingredientes que en el futuro “serán muy importantes para la sostenibilidad de la acuicultura, siempre recordando que la harina de pescado estará presente en sus piensos ya que son fuentes proteicas de alto valor nutricional”.
Si quiere conocer más sobre los avances de Aquasoja en materia de nutrición piscícola, está empresa estará presente en el próximo Congreso Europeo de Acuicultura (Aquaculture Europe 2022) que se celebrará en la ciudad italiana de Rimini del 27 al 30 de septiembre.
También encontrará más información técnica en este enlace que le llevará a la sección de publicaciones de SORGAL AQUASOJA (enlace externo).
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